La directora de la Casa de la Cultura “Dr. Víctor Bravo Ahuja”, Marsel Toledo expreso ante el público que la decisión de realizar el ensamble por segundo año consecutivo fue una manera de unir las dos principales manifestaciones artística que representan a Tuxtepec frente al mundo, ya que después de la danza el zócalo abrió una noche de tarimas y versadas, para dar pie al fandango.

“Ver Flor de Piña nos eriza la piel, es una expresión fabulosa, una danza nueva, como es nueva nuestra ciudad, conocemos el origen del baile que se hizo como encargo para acércanos a Oaxaca y la fiesta máxima de la Guelaguetza, pero 65 años después Flor de Piña es algo nuestro y por eso estamos aquí celebrándolo”, abundó.
“Queremos dejar en claro que los fandango de la cultura sotaventina y Flor de Piña no tienen que ser rivales, ni la danza, ni la tierra tienen la culpa de estar donde están, ambas manifestaciones ya tienen un lugar en el corazón de los tuxtepecanos”, prosiguió Marsel Toledo, que además de funcionaria es una promotora de la danza en varios países.
Frente a cientos de espectadores que esperaban el baile, la organizadora del evento sostuvo que las niñas de 5 años han crecido con el baile y muchas sueñas con ir los a “Lunes del cerro”. También las mujeres jóvenes crecieron con ir un día a la Guelaguetza y muchas de ellas lo cumplieron. “Para las tuxtepecanas más jóvenes hay el sueño de de expresarse con el baile que cada año atrae la mirada y admiración de oaxaqueños y extranjeros”, destacó.

Por eso se reunieron colectivos y decidieron decirle al mundo que “Flor de Piña” tiene embajadoras de muchas edades, y hay 300 mujeres que año con año buscarán llevar la cultura de Tuxtepec con una piña en el hombro.