Ávila Yáñez explicó este programa está enfocado en productores de pequeña y mediana escala y tiene como objetivo fortalecer la transición de los productores a sistemas agroecológicos para obtener productos de baja residualidad que sean menos dañinos con el ambiente, pero también con la cadena de producción, distribución y consumo.
“La producción de azúcar, sólo puede alcanzar un rendimiento máximo si la planta tiene una maduración optima, y esto se con un crecimiento es lento, por eso los productores controlan estos factores, para tener un mayor rendimiento por tonelada de caña, se usan madurantes que son productos, químicos o naturales”, detalló.
Dijo que buscan implementar el mejoramiento del suelo con la con la aplicación de microrganismos específicos, también con el uso de la canavalia ensiformis, que es un abono que induce en la tierra sembrada mejoramientos físicos como la densidad y el volumen.
“También estamos capacitando en el manejo integral del terreno, esto incluye el uso mecánico de cultivadoras como tractores o a través de la tracción animal, además del combate a las plagas y enfermedades, entre las que se encuentran la termita, la mosca pinta, el barrenador de tallo y varios tipos de roedores”, expuso.
Refirió que las acciones también las realizan en marco de la prohibición del uso de glifosato que hizo el gobierno de México y que entró en vigor el 31 de diciembre de 2020, cuando se promulgó el decreto en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
El glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para la eliminación de malezas. En el caso del cultivo de caña de azúcar, este agroquímico se usa como desecante y permite el incremento de la concentración de la sacarosa antes de la cosecha. Pero su aplicación significa una enorme carga para el medio ambiente y la salud humana, de acuerdo a la explicación que da el gobierno federal a través del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).