El cuerpo de Josué, de 34 años, llegó alrededor de la medianoche de este miércoles a la ciudad de Oaxaca y fue entregado a sus familiares por funcionarios del gobierno federal, que se hizo cargo de todo el traslado.
“Han sido muchos días de dolor, lo único en lo que hemos pensado es en que llegue mi hermano a nuestro pueblo. Sólo vinimos a acompañarlo, a manera de homenaje, porque él fue taxista”, dijo ante medios de comunicación Francisco, su hermano.
Poco a poco la gente de la comunidad, algunos con flores, otros con mezcal, asistieron al sepelio en el que un mariachi entonaba canciones como Urge, Caminos de Michoacán, Dios Nunca Muere, Cielo Rojo y No volveré.
En el tercer piso de la vivienda, ubicada a unos pasos del palacio municipal y la iglesia de la comunidad, la familia ofrecía un desayuno a quienes acudían al funeral, mientras un grupo de cuatro mujeres preparaba los alimentos para la comida, cuatro más deshojaban miltomates, otras lavaban platos y vasos, y algunas más partían melones.
Ya en la vivienda, Francisco Díaz, hermano de Josué, solicita a la prensa respetar el momento y a la familia, y por ello no permitió tomar imágenes ni video del sepelio; tampoco quiso dar entrevistas.
En Santa María Tlahuitoltepec se acostumbra a acompañar a la familia tres días, periodo que dura el sepelio. En este lapso, las personas llegan con veladoras, flores, mezcal o alguna otra cosa que gusten aportar y que pueda ayudar a la familia; mientras que ésta ofrece alimentos – tradicionalmente caldo de pollo y tamales – Al tercer día, el cuerpo es llevado a misa para ser bendecido y finalmente al camposanto para su descanso.
La migración a EU, asegura, se intensificó desde los años 90, pero se acentuó en los últimos 15 años con las crisis económicas. “(La migración) es frecuente, es continua, y siempre empieza a temprana edad”. El hombre agrega que en muchos casos desde que los jóvenes terminan la secundaria empiezan a migrar. Poco a poco se van acercando a la frontera para intentar cruzar.
En su caso, Germánico logró cruzar en su segundo intento por el lado de Ciudad Juárez. La primera ocasión lo detuvo migración de EU en un campo de algodón y estuvo preso durante 11 días. Eso no lo detuvo y en el segundo intento logró llegar a la casa que servía como refugio para las 10 personas migrantes más que lo acompañaban, posteriormente fue alojado en un hotel y finalmente con los “raileros”, quienes lo llevaron hasta Denver, donde trabajó durante 13 años hasta que decidió regresar a Tlahuitoltepec.
“Al final es cuestión de decisión”, sentencia.
Este jueves también llegaron a su hogar los cuerpos de Mariano, de San Felipe Usila, en la Cuenca del Papaloapan; así como el de Javier y el de Marco, originarios de San Miguel Huautla, en la región Mixteca; el segundo fue entregado en la CDMX.
El costo del traslado de los cuerpos corrió a cargo del gobierno federal, mientras que el gobierno de Oaxaca brindó apoyo, acompañamiento y asesoría a los familiares de las víctimas, para quienes tramitaron un total de tres visas humanitarias y dos permisos emitidos por el CBP para que pudieran viajar a Estados Unidos.
La funcionaria también dio a conocer que los dos migrantes de Oaxaca que se encontraban hospitalizados ya fueron dados de alta, se encuentran en buenas condiciones de salud “y se logró la reunificación con sus familias que radican en el vecino país del norte”.
Según datos del Instituto Oaxaqueño de Apoyo al Migrante, sólo en lo que va del año suman 12 los migrantes originarios del estado que mueren en su intento de cruzar la frontera, incluidos los cuatro que fallecieron por asfixia en el tráiler. Esta cifra se eleva a más de 70 migrantes de Oaxaca muertos en su intento por cruzar a Estados Unidos desde 2018, año en el que se extinguieron los programas federales de apoyo a este sector y encaminados a frenar la migración.