“La idea es que no se extinga el trabajo alfarero en Juchitán, es un oficio en decadencia en el Istmo, quedan muy poquitos, en Juchitán sólo existen tres personas activos y sus hijos no continuaron con el oficio, ésta en riesgo, entonces queremos incentivar que en un futuro se puedan crear nuevos alfareros en Juchitán”, explicó el maestro.
Además, para hacer hincapié en la necesidad de rescatar este oficio, se realizan excursiones para incitar a los últimos alfareros, conocerlos y escuchar sus experiencias con el barro.
Insistentes, decidieron buscar hasta encontrar a los ancianos Álvaro López, de 90 años, y su esposa Inés de 83 años, quienes amorosamente les transmitieron sus saberes ancestrales.
Esta pareja de alfareros buscan ahora transmitir sus conocimientos aprendidos a los niños y jóvenes, o cualquier persona que quiera dedicarse al oficio, pues consideran que es urgente y necesario no dejar morir la alfarería en Juchitán, ya que se perdería parte de la identidad del pueblo juchiteco.