Juchitán.– Desde el 30 del pasado mes de septiembre, cuando comenzó el desfogue controlado de la presa Benito Juárez, hombres y mujeres, entre adultos y menores de edad del poblado Cuauhtémoc, de San Mateo del Mar, viven con el agua hasta las rodillas.
Pese a que la Coordinación Estatal de Protección Civil recomendó a las autoridades de cuatro municipios cercanos al río Tehuantepec adoptaran medidas de prevención ante el desfogue, nadie de acordó de evacuar a unos mil pobladores.
Acostumbrados a sufrir constantes inundaciones, debido a que están en la parte baja que colinda con el océano Pacífico y tienen afectaciones con el fenómeno de mar de fondo, con el desfogue de la presa de Jalapa del Marqués, todas las familias tuvieron pérdidas de su patrimonio.
Frente a uno de sus dos hornos, donde elaboran pan y asan pescados, destruidos por el agua, madre e hija, María y Elena, confiesan que en estas noches han estado durmiendo en hamacas porque la cama y el catre quedaron inservible. Todo se mojó.
El agua entró de golpe, con fuerza, recorrió las calles de la comunidad y entró primero a los patios y después a las viviendas, donde arrastró con cobijas, enseres domésticos y cubrió de lodo todo. Aunque estamos acostumbrados a vivir con el agua, ahora sí la gente perdió mucho.
Quisiéramos que en esta ocasión nos ayuden, que alguien del gobierno se acuerde de nosotros, porque ahora sí, nos sentimos solos, abandonados y no vemos para cuando van a comenzar a reubicarnos a una zona segura.
Desde el pasado mes de mayo, funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Urbano y Territorial (Sedatu) informaron a la comunidad de Cuauhtémoc, que es viable la reubicación en el punto conocido como Cerro Paloma.