Mancha urbana y saqueo llevan a la extinción a los nenúfares en Oaxaca, patrimonio natural de los zapotecos
Hasta hace 10 años había una docena de lagunas con estas flores, pero estos espacios fueron invadidos por innumerables grupos políticos para conformar colonias populares, rellenándolos con escombros
Juchitán de Zaragoza.— Las casas a medio construir, casi todas grises por el cemento, calles de tierra y agujeradas, son parte del paisaje que dibuja una pobreza notoria, salvo por un manchón de agua cubierta por flores blancas y hojas que pintan de un verde intenso el cinturón urbano, uno de los últimos santuarios lagunares donde se reproducen de manera natural los nenúfares conocidos como xtagabe’ñe’ (en zapoteco) y mudubina, plantas que están por extinguirse.
Es la laguna Guichivele/Espina fuego, una de las tres que aún sobreviven sin invasión en la parte sur de Juchitán. Su extensión no rebasa ni la media hectárea y está cercada con alambre; vecinos de la colonia Mariano Montero aseguran que tiene dueño, pero no saben quién es.
En temporada de lluvia, el estanque natural se tapiza de nenúfares, plantas acuáticas de temporada que niños y jóvenes cortan indiscriminadamente, para luego venderlas en el mercado de Juchitán, a 20 pesos el manojo.
Foto: Roselia Chaca
Hasta hace 10 años había una docena de lagunas con estas flores, utilizadas en los altares familiares para aromatizar o como colgantes, pero estos espacios fueron invadidos por innumerables grupos políticos para conformar colonias populares, rellenándolos con escombros, acabando no sólo con importantes ecosistemas naturales, sino con asentamientos prehispánicos.
La laguna Biahuidó o Laguna Sope, la que más producía nenúfares, fue invadida, lotificada para colonias y hasta un panteón se construyó en el lugar, a pesar de estar protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Este cuerpo de agua era el que más producía nenúfares. Hoy, la mancha urbana se lo comió.
Los últimos nenúfares
Foto: Roselia Chaca
Detrás de la primaria Enedino Jiménez, en la colonia 10 de mayo, está otra pequeña laguna también cercada con postes y alambres, esperando su lotificación. Los niños entran a escondidas en la escuela para acceder a las flores. Los vecinos ven normal el saqueo, una forma de obtener unos cuantos pesos en época de lluvia.
Para la cultivadora de nenúfares, Siado Guie´Jiménez, existe un gran saqueo del patrimonio natural de los zapotecas.
Calcula que en menos de dos años estas plantas se extinguirán, debido a las invasiones y al corte irracional de las flores con todo y raíz. La falta de un programa ecológico municipal y de otro para la reproducción de las plantas, explica, contribuirán a que estas desaparezcan.
“Desgraciadamente existe una moda de tener nenúfares en casas, entonces a mucha gente se le hace fácil arrancarlos con raíz y tenerlos en estanques sin saber nada sobre su conservación y reproducción; sólo logran tener en sus casas criaderos de moscos, y al final los nenúfares mueren. Para entonces ya consumaron un saqueo en un espacio natural.
“Es normal que se vendan en el mercado, lo que no sabe la gente es que ya son los últimos nenúfares, al cortarlos se pierden cientos de posibles flores el próximo año. Es una terrible pena la extinción de estas flores que nos dan identidad como zapotecas”, explicó la activista ecológica.