La invitación a la marcha por el Día Internacional de la Mujer circuló días antes por redes sociales. La convocatoria corría de parte de colectivos de jóvenes y feministas de Juchitán y sus agencias municipales, quienes llamaban a sus hermanas a alzar la voz en contra de la violencia feminicida que se ha enseñado con las zapotecas.
La concentración se dio en una ciudad que no termina de ponerse de pie a más de cuatro años de un terremoto que la devastó, entre un palacio en plena reconstrucción y un mercado caótico. La partida comenzó una hora después de lo planeado, aún así el contingente superó tres veces a las movilizaciones que se organizaron en el 2021, en plena pandemia.
A mitad del camino, las mujeres se encontraron con otra marcha, pero ésta iba resguardada por hombres y una banda de música, la de las jóvenes sólo llevaban sus voces que hacían resonar en todo el camino y una pancarta con la sentencia: Juchitán feminicida.
Las zapotecas de entre 15 y 40 años cargaron mantas y cartulinas con mensajes de rabia, donde se exigía justicia para las ausentes y se externaba el deseo de vivir “libres y seguras”. También portaron cruces con los nombres de las mujeres asesinadas en la región en los dos primeros meses del año.
Al llegar a la plazoleta en honor a los héroes juchitecos del 5 de septiembre, las mujeres irrumpieron con su clamor de justicia, opacando al cantante del otro evento institucional.La Canción Sin Miedo, de Vivir Quintana, se escuchó una vez más, todas se le sabían de memoria de tanto repetirla por tres años.
La parte de la plazoleta, que ellas ocuparon con un mercadito feminista, se tapizó de indignación y rabia. antes de abandonar el lugar colocaron sus cartelones en el monumento y la intervinieron con un pañuelo morado y pintura roja, como símbolo de la sangre que ha sido derramada violentamente en Juchitán, la ciudad que hace una década era conocida por sus hermosas tradiciones y hoy por ser de la más peligrosa para las mujeres.