Alexis Pérez Orozco, Alonso García y Pedro Ortiz son los tres líderes visibles de la asamblea popular y por lo tanto los que más riesgo enfrentan si el gobierno emprende alguna acción ante la rebelión. Aun con los riesgos, confían que el pueblo no los abandonará y mantendrán la lucha hasta lograr que la Secretaría General de Gobierno (Segego) revoque la designación del comisionado Rogelio Vargas Garfias y el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) acepte el cambio.
Aunque no dieron fechas, informaron que la asamblea buscará primeros los mecanismos para que se logre el cambio de régimen, para después elegir a las nuevas autoridades en asamblea, por lo que desde ahora exigen al IEEPCO que tenga la capacidad de reconocer al nuevo ayuntamiento que surgirá del pueblo de manera popular.
Los asambleístas confían que el modelo comunitario será exitoso en Mixtequilla a diferencia de otros ejercicios que se han realizado en la región y que sólo intensificó la fractura entre los habitantes, como el caso de San Dionisio del Mar o Álvaro Obregón.
Sobre el proyecto que emprende el gobierno federal en Mixtequilla, que comprende la construcción de uno de los parques industriales del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, la asamblea también fue muy clara al indicar que no la rechazan, pero que no habrá avances en el tema sino se resuelve el problema de gobernabilidad.
“El proyecto se aprobó a través de asambleas comunitarias; sin embargo, hay cierto descontento porque no fueron las formas correctas de aplicar la consulta, a pesar de eso se aprobó. No estamos en contra, es un beneficio y apoyamos al Presidente de la República, somos obradoristas, pero el pueblo dice que necesita atención, así que el pueblo dice que mientras no haya solución, no habrá polo de desarrollo”, expone Pérez Orozco a nombre de la asamblea.
La Asamblea Popular de Santa María Mixtequilla tiene en su poder 2 camiones recolectores de basura, 2 camionetas patrullas, 2 moto patrullas, una ambulancia. Aunque no recibió pero están en el mismo espacio resguardado frente al nuevo palacio municipal ; una retroexcavadora, 2 camionetas Nissan, una ambulancia, 2 volteos. Además solicitaron al ex presidente municipal Uriel Bautista Vásquez una camioneta marca Jack que está bajo su servicio a pesar de que se terminó su gestión.
Con estas unidades la asamblea ofrece los servicios de limpia; seguridad con una policía comunitaria; traslados de emergencia a enfermos con la ambulancia, entre otros. Por su parte el comisionado Rogelio Vargas estuvo ofreciendo los servicios los primeros tres días del año desde su domicilio, antes de que fuera desconocido de manera oficial por la asamblea después de que se confrontara con ellos en una reunión de donde fue corrido.

Foto: Roselia Chaca
En el Istmo de Tehuantepec existen dos emblemáticos pueblos con las figuras de asambleas comunitarias: San Dionisio del Mar y Álvaro Obregón (agencia de Juchitán). En el primer municipio se cumple una década con la presencia de la Asamblea Comunitaria de San Dionisio del Mar, su nacimiento se dio en respuesta a la corrupción que envolvió a uno de sus presidentes municipales y la alianza que forjó con una empresa eólica.
Esto llevó al desconocimiento del presidente municipal, la toma del palacio municipal, cancelación de los contratos de arrendamientos de tierras con la empresa eólica y la creación de la asamblea que siempre buscó pasar al Sistema Normativo Indígena pero nunca lo logró. Durante varios años los ciudadanos se confrontaron y no existieron las condiciones para realizar elecciones, así que la figura de administrador municipal duró una década.
En tanto, en Álvaro Obregón se rechazó también el sistema de partidos políticos, se creó una asamblea después de correr a una empresa eólica que pretendía utilizar sus tierras para llegar a Santa María y San Mateo del Mar. También crearon una policía comunitaria y una autoridad comunitaria. El pueblo de Álvaro Obregón cumple casi una década confrontado y siempre con dos agentes; uno comunitario y el otro oficial que asigna el presidente de Juchitán.