Alrededor del templo, algunos pescadores atarrayeros, como Nicasio Nardo Cisneros, tratan de ganarse la vida, pero no tiene suerte con la captura de las mojarras. Hace dos años, cuando la presa tenía agua, capturaban 40 kilos de escamas por día. Ahora, Nicasio sólo lleva 10 mojarras a su casa.
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El gerente técnico de la Red de Usuarios del Distrito de Riego 019, Juan de Dios Gallegos López, explica que actualmente el volumen de agua contenido en la presa es de 44%. Cuando inició el periodo de riego en noviembre pasado, tenía 67% de los 947 millones de metros cúbicos de agua.
Esta presa de Jalapa del Marqués forma parte de la infraestructura hidráulica del distrito de riego 019 del Istmo de Tehuantepec, que se construyó para irrigar 57 mil hectáreas de tierras de nueve municipios de la planicie istmeña. No logró su cometido.
De acuerdo con el testimonio de los pescadores, la primera vez que logró apreciarse toda la fachada del templo dominico, construido entre los años 1550 y 1600, fue en 1985, durante uno de los peores periodos de sequía en la región.
En ese entonces, el templo construido en la época colonial, emergió como atractivo turístico para solventar la muerte de unas 15 mil crías de mojarras y de un total de 45 mil tilapias sembradas en el mes de marzo de ese año.
Nueve años más tarde, en 2017, la prolongada sequía acumulada de 2015 y 2016, volvió a reducir la captación y el almacenamiento de agua de la presa, que para entonces, con un tercio de su capacidad azolvada por lodo y piedras arrastradas por lluvias anteriores, cayó al 15%.
Cada periodo de secas, como la que se vive actualmente, favorece la visita de paseantes a la presa “Benito Juárez” de Jalapa del Marqués. La gente quiere ver de cerca el templo dominico de “Jalapa Viejo” o del pueblo que se conoció como “el granero del Istmo”, por su producción agrícola.
Sin embargo, unos mil pescadores de Jalapa, entre cooperativistas y libres, registran severas pérdidas económicas, al igual que al menos 7 mil ganaderos de la planicie istmeña a quienes sólo en 2017 se les murieron poco más de 3 mil cabezas de bovinos por la sequía.
De acuerdo con datos de la anterior Dirección de Pesca estatal, entre 2020 y 2023, fueron sembradas un millón de crías de mojarras tilapia, con el propósito de cosechar 10 millones de especies de medio kilo cada pieza. Ese es el tamaño del riesgo si el agua sigue bajando en la presa.
En opinión del gerente técnico de la Red de Usuarios del Distrito de Riego 019, Juan de Dios Gallegos López, el compromiso de irrigar las tierras de los 12 módulos distribuidos en los nueve municipios, se dará con dificultades.
Ante esa perspectiva poco favorable para el campo, el presidente de la Unión Ganadera Regional del Istmo de Tehuantepec (UGRIT), Jorge López Guerra, manifestó su preocupación por el mal temporal del año pasado que ha provocado el descenso del nivel de la presa.