Suspenden por segundo año consecutivo tradicional peregrinación en Juchitán, Oaxaca

Pese a la pandemia, los integrantes de la familia de Ofelia Rosas, como cada año, llegaron a vender prendas que recuerdan el vestuario de Juan Diego, blusas y rebozos coloridos para vestir a niños y niñas

Suspenden por segundo año consecutivo tradicional peregrinación en Juchitán, Oaxaca
Suspenden por segundo año consecutivo tradicional peregrinación en Juchitán, Oaxaca
Municipios 01/12/2021 17:31 Alberto López Morales / Corresponsal Actualizada 17:31

Juchitán, Oax. – Por segundo año consecutivo, se suspendió la tradicional peregrinación que, en honor a la Virgen de Guadalupe, realizan cada año las familias juchitecas. La pandemia de Covid-19 volvió a impedir los recorridos de los niños hacia la iglesia San Vicente Ferrer.

Pese a la pandemia, los integrantes de la familia de Ofelia Rosas, como cada año, llegaron puntuales a la cita con la tradición zapoteca, a vender prendas que recuerdan el vestuario de Juan Diego, blusas y rebozos coloridos, huaraches y morrales para vestir a niños y niñas.

Doña Alma se quedó con las ganas de recorrer las calles con su pequeño Adrián de tres años de edad. Con tiempo, avisaron de la parroquia que la peregrinación se suspendía por la enfermedad de Covid-19, comenta.

La celebración en honor a la Virgen de Guadalupe comienza con recorridos por las calles desde diferentes domicilios a partir de las cuatro de la tarde, con la algarabía de la música de flauta de carrizo, tambor y caparazón de tortuga golpeado rítmicamente con astas de venado.

De acuerdo con la tradición juchiteca, la peregrinación empieza en la tarde del primer día de diciembre y se repite, en diferentes domicilios durante once días para que el 12 de diciembre, los participantes dediquen las mañanitas a La Guadalupana.

La tradición, cuenta doña Josefina, no surgió propiamente de la cultura zapoteca, sino que llegó desde la ciudad de Acámbaro, Guanajuato, cuando llegaron las brigadas de obreros, con sus familias, a trabajar en la industria ferrocarrilera en Juchitán y poblaciones del Istmo en 1953.

No tenemos muchas ventas, pero sí vienen las familias a comprar los trajecitos que nosotros confeccionamos en Puebla, dijo doña Ofelia Rosas, sentada en un pequeño espacio a un costado de la iglesia San Vicente Ferrer, que aún sigue en reconstrucción.

Este año también será difícil para nosotros, indicó el fotógrafo Axel, quien, al igual que sus compañeros, al término de la peregrinación hacían fotografías de los menores de edad como recuerdo de su fervor guadalupano. Antes, cada día, cada uno ganaba aproximadamente mil pesos.

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