José García, originario de Santa Cruz Itundujia, denunció que la existencia de 13 aserradores en la comunidad para el aprovechamiento de los recursos forestales ha provocado la tala inmoderada de árboles y pone en riesgo la conservación de sus bosques.

Los 13 aserraderos que actualmente existen en Santa Cruz Itundujia, explica, son de habitantes de la comunidad; pero que trabajan para una empresa o empresas privadas, y no cuidan el medio ambiente porque, insiste, no hay un plan de mantenimiento del bosque.

Además, aseguró que también la tala inmoderada se puede observar en los bosques de municipios como Atatlahuaca, Chalcatongo, San Miguel y en toda la zona alta fría. En 1970 se instaló el primer aserradero en Santa Cruz Itundujia, comunidad de la Mixteca de Oaxaca, para el aprovechamiento de los recursos forestales de su bosque, explicó.

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En promedio, en Oaxaca cada año se pierden 18 mil 757 hectáreas de zona boscosa a causa de la deforestación y tala ilegal, según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

El aprovechamiento no legal, es decir la tala ilegal de árboles en el estado, ocurre principalmente en las regiones de la Mixteca, Mixes, Sierra Sur y en la cordillera poniente de los Valles Centrales, señala la dependencia federal.

El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados Federal, advierte que el 30 por ciento del volumen de madera que se comercializa en el país es producto de la tala clandestina.

En Oaxaca, apunta la Conafor, sólo unas 50 mil hectáreas están bajo supervisión y valoración “para que mediante la gobernanza comunitaria accedan a la certificación de sus bosques con un manejo integral y tener un aprovechamiento sustentable”.

Aquí, las empresas certificadas pueden aprovechar anualmente 324 mil 935 metros cúbicos en los predios localizados en diversas comunidades del estado de Oaxaca. Además de la pérdida forestal o zona boscosa, está el cambio de selvas a tierras agrícolas con el 31 por ciento y que representa 106 mil 132 hectáreas las afectadas.

El 23% de la zona deforestada corresponde a la sierra templada (Encino – Pino), luego zonas de montaña; el 35 por ciento corresponde a zonas cálidos-húmedos y el 42 por ciento son selvas cálidas secas.

El problema, dijo José García, es que esto ha provocado que haya áreas completas en las que se ha deforestado el bosque, y el pueblo no tiene ningún programa de reforestación, no hay viveros que permitan la re siembra, y no hay asesoría técnica para aprovechar sustentablemente el pino: “lo cortan y se llevan sólo el trozo, queda tirado el ramaje, no se aprovecha los restos del árbol”.

Pero al tratarse de una de las actividades económicas de la comunidad, ha dividido a la comunidad desde hace muchos años, luego de que un grupo de habitantes decidió organizarse del medio ambiente y de los recursos naturales de la comunidad; pero, todas las instancias de gobierno municipal están a favor de que existan esos aserraderos, porque representan un ingreso económico.

“No cuestionamos el desarrollo económico, cuestionamos que no hay un plan de mantenimiento, no hay un plan de conservación del medio.

“Hemos visto las experiencias de los pueblos mancomunados y de la Sierra Sur, pero en Santa Cruz Itundujia no hay ningún plan, y eso queremos, que les exijan a las empresas que hagan algo para cambiar el estilo de trabajo que se viene aplicando”.

Asimismo, afirma que esto no es exclusivo de Itundujia. En estas mismas poblaciones, señala, los campesinos sembraron tarde porque no había agua y porque no había lluvias. Esto provocó que a la siembra los alcanzara el frío y las heladas de octubre del año pasado, lo que causó que se “quemaran” los cultivos.

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