Se dispara el costo del voto en 2018
El sufragio valió 58 pesos en 2006 y 83 pesos en 2012, con 60% de participación. Si para 2018 se repite el mismo escenario de votación, se elevará a 135 pesos
Alfonso trabaja como lavaloza en la Ciudad de México. Con más de 40 años nunca ha participado en los procesos para elegir al Presidente de la República. “Yo no tuve estudios, así que no sé por qué es importante votar. No crecí con esa idea de que con el voto puedo decidir quién gobierna”, admite. En las últimas dos elecciones presidenciales, 2006 y 2012, 40% de los votantes en México pensaron de la misma manera y no salieron a las urnas.
De los más de 75 millones de sufragios que pudieron determinar la elección, sólo se tuvo el registro de 46 millones en promedio. Los comicios del 1 de julio podrían estar marcadas por el mismo abstencionismo. Una tendencia que cada año le sale más cara al Instituto Nacional Electoral (INE).
Si el registro es similar al de las jornadas electorales pasadas, este 2018 saldrán a votar, en promedio, 50 millones de mexicanos. Esta falta de asistencia hará que el gasto por sufragio se eleve de 83 a 135 pesos tan sólo de la elección de 2012 a la actual, de acuerdo con cálculos hechos por la Unidad de Datos de EL UNIVERSAL. Esto tomando en cuenta únicamente el presupuesto que destina el INE para la organización de las elecciones.
Este año, el INE contará con 7 mil 144 millones de pesos para la realización del proceso electoral federal. Si todos los mexicanos inscritos en la lista nominal, es decir, 87.8 millones de electores salieran a votar, el costo promedio del voto sería de 81 pesos. Pero esto es un escenario totalmente alejado de la realidad.
Especialistas aseguran que entre más votantes salgan a las urnas, el costo del sufragio disminuye, puesto que el presupuesto para la elección se divide entre la cantidad de personas que acuden. Pero también recalcan que hay que tomar en cuenta que “el hecho de que alguien no vote es la forma de manifestarse en desacuerdo con las opciones que se están presentando”, asegura Kristobal Meléndez Aguilar, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Aunque la reforma electoral de 2012 contemplaba como uno de sus principales objetivos reducir el gasto en los procesos electorales, el ahorro no ha podido concretarse. Incluso, el presupuesto de este año era considerado como el más alto en la historia del INE, hasta que la Cámara de Diputados determinó una serie de recortes en varias áreas.
Mapa. El costo del voto en México
En 2012, el instituto tuvo un presupuesto de 4 mil 173 millones de pesos para el proyecto electoral. Este año esa cantidad subió a 7 mil 144 millones de pesos. Las dos categorías que tuvieron un mayor aumento entre ambas elecciones fueron la capacitación electoral, educación cívica y el uso de tecnologías durante la jornada electoral. Entrenar a la ciudadanía y explicarles la importancia de su participación tendrá un precio este año de 2.9 millones de pesos, millón y medio más que en 2012. Mientras que la tecnología necesaria para la actualización de resultados mediante programas como el PREP, elevaron su costo en casi 500 mil pesos de un comicio a otro.
Otro punto relevante es que en 2012 los más de 4 mil millones de pesos fueron divididos en seis tareas específicas. La organización de la elección, capacitación, actualización del padrón electoral, administración de las prerrogativas electorales, tecnologías de la información y la ejecución, y seguimiento del proceso electoral eran las únicas categorías contempladas en el presupuesto de ese año. En 2018 esta lista se elevó a 10 conceptos. A todo lo previsto desde 2012 se añadieron tareas como: dirección y soporte jurídico electoral, con un costo de 644 mil pesos, y vinculación a la sociedad, con un fondo de 109 mil pesos.
Estos incrementos dependen de muchos factores, “lo real es que cada proceso necesita un perfeccionamiento en la capacitación del personal para que las elecciones sean lo más libres y transparentes posibles”, asegura el investigador del CIEP. Por otro lado, estudios hechos por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) aseguran que la democracia le sale demasiado caro al país. De hecho afirman que México es demasiado generoso, tanto en lo que otorga a la burocracia que forma parte del proceso electoral, como en lo que gasta para los partidos políticos.
Dinero para el abstencionismo
Los procesos electorales en el país se caracterizan por una falta de participación. En 2006, 59% de los mexicanos inscritos en la lista nominal acudieron a las urnas para elegir al Presidente; en 2012, este porcentaje aumentó solo cuatro puntos porcentuales, es decir 8 millones de votos más.
Con base en el porcentaje de las últimas dos elecciones presidenciales, la Unidad de Datos de EL UNIVERSAL calculó el posible valor promedio de cada voto que se emitirá el 1 de julio bajo cuatro panoramas. Un caso que nunca se ha visto, y que es poco probable, es que todos los mexicanos inscritos en la lista asistan a las urnas. Hasta febrero de 2018 se tiene un registro de 87 millones 778 mil 662 votantes. Si todos tacharan su papeleta ese día, el costo del voto sería de 81 pesos.
Pero si sólo asiste 60%, al igual que en 2006 y 2012, esta cifra subiría a 135 pesos. Esto significa que por cada ciudadano que no ejerce su voto se desembolsan 54 pesos.
Otro escenario es en el que únicamente se tenga la participación de 50% de los votantes. En ese caso, sólo se estaría contemplando la participación de 43.8 millones de mexicanos, lo cual incrementaría el precio de cada sufragio a 162 pesos. Entonces, cada boleta que no se tachara costaría 81 pesos.
El peor panorama que se planteó es que se tenga una participación de 40% de la población que puede votar.
Es decir, sólo 35.1 millones de votos decidirían al siguiente Presidente de México. De ser así, cada sufragio costaría 203 pesos. Por lo que cada voto no emitido costaría 122 pesos.
Pero este abstencionismo que amenaza los presupuestos y los resultados electorales no es gratuito. Simón, originario de Guanajuato, es vendedor ambulante de pajaritos artesanales. En más de cuatro elecciones su voto ha estado en las urnas, pero este 2018 no es seguro. Este padre de familia es contundente en sus dichos: “Si el voto contara para bien, seguramente todos saldríamos a votar, no habría nadie que se quedara sin hacerlo, pero si no vamos es porque parece que no sirve de nada”.
¿Presupuesto alto es igual a legitimidad?
La Ciudad de México ocupó el quinto lugar en cuanto a participación en las elecciones de 2012. De los inscritos en la lista electoral, 67% sí ejercieron su voto. Esta cifra está por encima de 63% que se reportó a nivel nacional.
Al final, el 1 de julio será el día en que se demostrará si los mexicanos que pueden elegir al siguiente Presidente del país están dispuestos a confiar en las instituciones. “Dicen que hay que servir para ser servidos. Es lo mismo con el voto”, dice Alfonso.