“Nosotros siempre hemos estado dispuestos a platicar con López Obrador. El día que inició su mandato, él prometió que iba a respetar a todos los pueblos originarios y nosotros nos definimos como uno, porque sabemos que descendemos de los linajes indígenas”, afirma Benjamín Galindo, nativo de San Lucas Xolox.
Ante las carencias económicas para promover un amparo, se unen para luchar por los recursos ecológicos que les quedan, pues se atribuyen la responsabilidad de “cuidar la herencia que han dejado sus ancestros para las generaciones que les preceden, o serán la vergüenza.

“No sólo no fuimos consultados, sino también ignorados. Los pueblos indígenas no aparecemos en el manifiesto de la Sedena”, sostiene Hernández Buendía.
En dicho documento, publicado el pasado mes de abril y al cual este diario tuvo acceso, se indica: “La zona del proyecto no presenta comunidades indígenas cercanas”.
Entre las afectaciones que más preocupan a los pobladores se encuentra el abastecimiento de agua, debido a que actualmente reciben el líquido por “tandeo”.
Sobre el manifiesto presentado, el experto afirma que carece de los estudios necesarios para decir si la obra es viable: “Se están utilizando cifras que fueron generadas hace cinco o seis años y no están hechas con una metodología adecuada como para decir que los datos son realmente buenos. La dimensión de los acuíferos que ellos dicen es irreal, porque ha sido elaborado de manera arbitraria”.
Otra de las incertidumbres de los habitantes se refiere al área de amortiguamiento y seguridad en la que, según la Manifestación de Impacto Ambiental, están involucrados algunos predios.
“Se considera la adquisición de terrenos aledaños como áreas de amortiguamiento acústico y de seguridad”, precisa el documento.
“El área de amortiguamiento que ellos quieren quedaría a 50 metros al norte de nuestra iglesia, que es el templo principal y también patrimonio histórico de México, porque es una de las más antiguas de la zona”, comenta Benjamín Galindo.
“Apelamos a la razón, a que se nos haga cumplir conforme a lo que las leyes establecen. Nosotros no tenemos los recursos para buscar un amparo, pero sabemos que tenemos el derecho de hacernos escuchar. La gran mayoría trabajamos el campo y vamos al día, aquí no existen macrofinanzas, aquí existe el trabajar para comer diario”, reitera Galindo Pizaña.
Vicente Pérez, vecino de la colonia Michapa, ha vivido desde hace 35 años en este lugar. Cuenta a EL UNIVERSAL que cuando llegó no había nada. Los vecinos se organizaron para poner el pavimento, la banqueta, la guarnición y el pequeño drenaje, además de habilitar los servicios necesarios. Ahora vive con la incertidumbre, al igual que sus vecinos, sobre los rumores de que serán reubicados.
“Nadie nos ha venido a consultar y todos los que dicen que sí o que van a decir que sí, si viene una consulta, son paleros de López Obrador. Que venga aquí a la colonia Michapa, pero nunca ha venido nadie”, protesta.
Tiene miedo de que las autoridades puedan expropiar su predio o que no sea pagado con la cantidad justa, sino “como ellos quieran”.
Edgar, otro vecino que dice vivir en este lugar desde pequeño, agrega: “López Obrador no ha volteado a ver qué pasa aquí. Yo voté por él, me arrepiento. En la colonia somos como una pequeña familia”.
Abunda que se siente identificado con la comunidad de Xolox y le da gusto formar parte de un pueblo chichimeca milenario.
Los pobladores exigen que se les informe si serán reubicados o no.