Rius: Tepoztlán y el tepoztizo
El caricaturista se mudó al pueblo por órdenes médicas
La muerte encontró a Eduardo del Río, Rius, en su casa de Tepoztlán, Morelos, a los 83 años. Desde hace décadas el monero —uno de los precursores del cartón político y que abordó con sus trazos los sucesos más oscuros del país— adoptó como hogar postizo este pueblo a los pies del cerro del Tepozteco.
Aunque michoacano de nacimiento, la relación de Rius con Morelos viene de muy atrás. Sus primeros años en la entidad los pasó en Cuernavaca, donde incluso tuvo una escuela. De acuerdo con el diario la Unión de Morelos, en su primer periodo en esta ciudad vivió en la calle Amates, en el centro de la ciudad, pero poco después se mudó a la colonia Las Palmas. En julio de 2016 el caricaturista fue homenjeado en esta ciudad con la exposición “Rius para principiantes”, por sus 80 años y 60 de caricaturista.
Luego de sus años en Cuernavaca, Rius se asentó en el que sería su hogar definitivo a las faldas del Tepozteco, en Tepoztlán.
Pero la llegada del caricaturista a Tepoztlán no fue casual. En una entrevista de 2001 con EL UNIVERSAL, Rius confesó que mudarse al pueblo fue por órdenes médicas. “En 1968 me secuestró el Ejército, a raíz de ese secuestro (simulacro de fusilamiento) me puse mal del corazón”.
El secuestro del cartonista sucedió el 29 de enero de 1969, la época cuando se publicaba un cómic político de gran trascendencia llamado Los Agachados. Rius contó que unos sujetos se lo llevaron a punta de pistola y con los ojos vendados hasta un campo militar ubicado en el Nevado de Toluca. Ahí le dijeron que lo iban a matar por atacar al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz y a su gobierno.
El dibujante dijo en esa entrevista con EL UNIVERSAL que la intención era desaparecerlo. “Mi familia se percató del secuestro, recurrieron al general Cárdenas. Cárdenas recurrió al presidente Díaz Ordaz y me salvaron la vida”. Así llegó Rius a ese pueblo mágico.
Su pertenencia hacia la localidad era tal que él mismo se denominaba “tepoztizo”. En entrevista con EL UNIVERSAL Jesús Sedano, director del Auditorio Ilhuicalli de Tepoztlán, recuerda que el monero gustaba de caminar por las calles, cautivado por el misticismo del lugar, y que aunque a veces no era bien visto, por ser ateo en un pueblo profundamente católico, Rius gustaba de relacionarse con la gente y hasta aceptaba invitaciones a comer mole, pese a ser vegetariano. También afirma que cuando el dibujante era reconocido en las calles y le pedían fotos, Rius hacia la señal de cuernos porque no le gustaba posar.
La Guerra contra el Club de Golf
Rius adoptó Tepoztlán y el pueblo lo adoptó a él. La época de su mayor repercusión pública en la comunidad se dio en 1994, cuando capitales extranjeros pretendían desarrollar un complejo turístico. Incluía: un club de golf, 700 residencias de lujo, hoteles, restaurantes, boutiques y helipuerto, todo ubicado en tierras comunales tepoztecas, dentro del Corredor Biológico Ajusco-Chichinautzin. El pueblo entero se opuso al proyecto.
La resistencia de los pobladores terminó por provocar la salida del gobierno municipal, una notoriedad internacional y que los inversionistas extranjeros se retiraran del proyecto.
En ese escenario la figura del cartonista fue emblemática y abonó al sentido de pertenencia de los pobladores, pues pintó un par de murales en la fachada de la presidencia municipal. Con su peculiar estilo, el dibujo mostró el rechazo del pueblo al complejo turístico y selló la relación de Rius con Tepoztlán.
Aunque Rius dijo en 2013 que le gustaría morir en Oaxaca por “el ambiente de libertad” que se vivía, el dibujante finalmente falleció en Tepoztlán, su hogar postizo.