“Trabajando en un banco, me pagaban 6 mil pesos mensuales. Era un trabajo súper exhaustivo. Tenía que entrar a las ocho de la mañana y salía a las seis o siete. En este campo de desarrollo a veces se te duplica o se triplica el sueldo”, cuenta Pilar, refiriéndose a sus habilidades en código.
El salario promedio inicial de una egresada de Laboratoria ronda los 800 dólares; es decir, más de 15 mil pesos; su punto de partida en su carrera en el mundo de la tecnología.

Mariana Costa, de Perú, es la cofundadora y CEO de Laboratoria. “Estaba viviendo fuera en Estados Unidos, y cuando regresé a mi país, con dos socios, uno de ellos es mi esposo. Comenzamos una agencia de desarrollo web. Con eso nos dimos cuenta de que era muy difícil encontrar talento en un segmento con muchísima demanda. Y si era difícil encontrar programadores, era casi imposible encontrar mujeres”.
Programador de software es la carrera que tendrá más crecimiento en la próxima década en América Latina, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo. La región va a necesitar más de 1.2 millones de programadores en 2025 y hoy en día no se están preparando suficientes profesionales para ocupar esos puestos.
La agencia de Mariana comenzó a crecer; sin embargo, las únicas mujeres en el equipo eran ella y una diseñadora gráfica. “Nos empezamos a preguntar por qué, y qué podíamos hacer para cambiar eso”. Así, en 2014, decidieron crear Laboratoria.
Desde que este proyecto surgió, empezó a crecer a pasos agigantados. En 2016 recibió la llamada del Departamento de Estado de EU para invitarla a participar en la Cumbre Global Entrepreneurship Summit, con Mark Zuckerberg y Barack Obama. “17 días después de traer un bebé a este mundo, tomé un avión para decirle al presidente de los EU y al fundador de Facebook sobre Laboratoria. Fue difícil irme, pero sentí que se lo debía a Laboratoria, que en cierto modo fue mi primer bebé.
“La verdad es que fue una experiencia súper bonita, también fue difícil porque tenía una bebé recién nacida. Lamentablemente, venimos de un mundo en el que la carga de la maternidad y el cuidado del hogar le ha caído [de manera] desproporcional a las mujeres, y por eso un tercio de ellas no tienen ingresos propios. Mi esposo, así como yo contribuimos en la casa. Cuando me fui, él se quedó con la bebé, que es lo mismo que yo hubiera hecho”, afirma.
Laboratoria tiene alianzas con más de 200 empresas que contratan a sus egresadas, entre ellas, Google, Microsoft y el BID. Al final del curso, organizan el Talent Fest, un evento en el que las estudiantes demuestran sus habilidades y tienen la oportunidad de conseguir un trabajo.
“Cuando estuve en el Talent Fest, conocí geólogas, pianistas, amas de casa, ocupaciones que no tenían nada que ver con la tecnología. Dieron ese pivote con ganas de hacer eso nuevo y el hecho de que llegaran al final es un gran ejemplo de que les gusta mucho lo que están haciendo”, dice Arturo Robles Maloof, vicepresidente senior del Agile Dojo en CitiBanamex.
“Habíamos pensado inicialmente en colocar a cuatro. Pero después de ver los resultados cuando seis meses antes no sabían nada del tema. En ese momento le hablé a mi área de recursos humanos y les dije: ‘No es tan fácil conseguir talentos femeninos de este estilo’. Así que contratamos a seis”.
Arturo admite que en la empresa de tecnología han tenido algunos problemas para reclutar perfiles de mujeres que sepan programar y desarrollar, puesto que la mayoría de quienes postulan son hombres.
“Laboratoria nos ha ayudado mucho con esto. Conozco a mujeres brillantes que son desarrolladoras. Creo que las mujeres no se acercan a la tecnología por algo cultural y que está arraigado en México”, dijo.
Después de ver cómo Laboratoria cambió la vida de Pilar, su madre modificó su percepción sobre el proyecto. “Ella y mi familia están felices y orgullosos no sólo de mí sino de todas las generaciones”. Pilar acaba de aplicar para obtener una beca en China en la empresa de alta tecnología, Huaweii, para transformar su realidad una vez más. “Ya le prendí la velita al Santo”, bromea.