ruben.migueles@eluniversal.com.mx
El impacto de estos incrementos afectó a casi 9 millones de familias, es decir, uno de cada cuatro hogares del país (27%) que registran ingresos de hasta tres salarios mínimos.
Se trata de hogares que en el mejor de los casos llegan a tener ingresos de 7 mil 201 pesos al mes, y en donde la canasta de bienes y servicios que consumen subió 7.42%, cifra superior a la inflación general, que en 2017 llegó a 6.77%, la más alta registrada en lo que va del presente siglo para un cierre de año.
A las personas que más les afecta el incremento a nivel general de precios son a las de menores recursos porque impacta en los bienes que más consumen, como alimentos y energéticos, dijo Héctor Magaña, investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Lo relevante no es sólo el aumento, sino también el impacto que tiene este insumo en la economía de quienes más lo consumen, que son sobre todo las familias de bajos ingresos.
Otro energético con incidencia en el bolsillo de la población fue el alza de las gasolinas. Por ejemplo, el costo de llenar el tanque de 40 litros de un auto con gasolina Magna (la de mayor consumo en el país), pasó de 559.2 pesos en diciembre de 2016 a 661.6 pesos al cierre del año pasado, un alza anual de 18.31%.
El incremento de precios de las gasolinas en el país incidió de manera indirecta en 60% de la población que hace uso del transporte colectivo, cuyo costo se incrementó entre uno y tres pesos, o en transporte foráneo, que aumentó 8.4% en promedio nacional, de acuerdo con el Inegi.
Otros bienes subieron de precio por la depreciación del tipo de cambio debido a que su producción depende de insumos del exterior. Por ejemplo, el precio del kilo de carne de res pasó de 72 a 81 pesos en 12 meses; un kilo de muslo de pollo subió de 34 a 40 pesos en el mismo lapso.
Entre los productos indispensables de la dieta familiar que subieron de precio en 2017 están la tortilla de maíz, leche, huevo, azúcar, pan de caja, aceite, arroz, además de una serie de frutas y hortalizas, cuyas cotizaciones han sido más volátiles.
A consecuencia de estos incrementos, el índice de precios de la canasta básica, que comprende una serie de bienes y servicios mínimos necesarios y que consumen familias de bajos recursos, reportó un alza anual de 9.61% en 2017, la tasa más alta en más de 17 años, desde abril de 2000 cuando se ubicó en 9.74%.
“El impacto de los precios sobre la economía de las familias de bajos recursos ha sido mayor de lo previsto, por lo que el poder adquisitivo de sus ingresos ha sufrido un significativo deterioro”, dijo Alfonso Bouzas, profesor del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. “Si esto sigue así, el riesgo es que viviremos con mayor pobreza”, concluyó.