Cuetlaxóchitl, la flor que EU secuestró
Aunque una familia americana la registró, no se patentó el nombre original de la planta nativa
La leyenda dice que en tiempos de los antepasados, en Tlachco se dio una batalla entre los Mexicas y los Chontales por el dominio del lugar; los Chontales fueron derrotados y su sangre quedó derramada. Del enfrentamiento, una flor blanca, la Cuetlaxóchitl, fue testigo.
La flor silvestre se marchitó y sus raíces absorbieron la sangre. Al siguiente año floreció distinta: color rojo intenso.
Con ella, los indígenas ofrecían culto a sus deidades, agradaban a sus dioses y pagaban tributo al emperador Moctezuma. Cuando llegaron los españoles, los franciscanos, quienes evangelizaron la región, comenzaron a utilizar la flor para adornar los nacimientos de Navidad.
Cuatlaxóchitl en náhuatl significa “la flor de cuero” o la “flor que se marchita”, pero ahora todos la conocen como la flor de Nochebuena, de Pascua o flor Poinsettia.
Hace dos siglos llegó a Taxco el primer embajador de los Estados Unidos en el país, Joel Roberts Poinsett, quien quedó maravillado con la Cuetlaxóchitl y no dudó en llevar unos ejemplares a su país; además de político, Poinsett era botánico. En EU, Poinsett la registró sin decir su origen, la llamó flor de Nochebuena y desde entonces se universalizó. Heredó a sus hijos los registros y estos han ido registrando todas las especies y todos los nombres como se le conoce en el mundo —si a alguien se le ocurre nombrarla de otra forma también pertenecerá a la familia del embajador—, pero ellos no patentaron el nombre Cuetlaxóchitl, como se le conoce de origen.
La Sociedad Mexicana de la Cuetlaxóchilt (SMC), presidida por Alejandro Villarejo Hernández, se creó para conservar, revalorizar, pero sobre todo, para apropiar de nuevo la flor a Taxco. Hace 10 años descubrieron que los Poinsett no registraron el nombre prehispánico de la flor.
En 2008, la SMC patentó el nombre prehispánico de la flor y, desde entonces, la SMC trabajaba para preservarla. Uno de los primeros pasos fue la declaración del Día Nacional de la Nochebuena y después la instauración del Festival Nacional de la Cuetlaxóchitl que se celebra en Taxco.
Sin embargo, hay un trabajo más profundo: el banco de semillas de la Cuetlaxóchilt. A 15 metros de profundidad de la mina prehispánica de Taxco está el banco de semillas Vicente Guerrero, una veta mineral que fue descubierta hace tres años bajo el hotel Posada Misión, la cual, se presume que no fue tocada por los españoles.
Desde hace años, la SMC ha recolectado semillas de las plantas silvestres más antiguas de la Cuetlaxóchitl. La más primitiva es una de 100 años que está en el hotel Posada Misión, de ahí han sacado las “semillas madres” para preservar la pureza y lo silvestre de la Cuetlaxóchitl, que tiene diferencias con la patentada por la familia Poinsett como flor de Nochebuena.
Una de las diferencias entre la Cuetlaxóchilt y la Nochebuena de Poinsett es que la primera es silvestre, mientras que la otra es de vivero; la prehispánica es permanente y la otra flor fue manipulada para que fuera temporal.
Villarejo explica que el proyecto del banco es entregar semilla a productores para que cultiven la flor de manera masiva y se convierta en otra actividad económica.
Comenta que se planea que en unos 15 o 20 años en Taxco y sus comunidades haya unos 40 viveros como los de Mario Figueroa, sin que tengan que pagar los derechos a los gringos y que comiencen a consumirla como una flor de ornato.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) se producen 20 millones de plantas de Nochebuena al año, que dejan una derrama económica de 720 millones de pesos y en los estados productores genera unos cinco mil empleos cada temporada. México es el cuarto productor a nivel mundial.
La SMC busca que la Oranización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declare como patrimonio de México. Villajero espera que el decreto venga acompañado de mayor apoyo institucional para la producción de la Cuetlaxóchitl. Mientras eso sucede, la SMC trabajan en la revalorización de la flor, enseñando a sembrarla.
La leyenda dice que la Cuetlaxóchitl volverá a ser blanca cuando se pacifique el territorio donde fue aquel combate.