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Explican que los políticos buscan humanizarse frente a la ciudadanía, mostrarse cercanos al votante e incidir en sus emociones. Con este objetivo en mente, es común que recurran a su familia.

Para Gutiérrez, López Obrador no conquistará a quienes le temen con publicaciones espontáneas; más bien, este sector del electorado lo pelearán el PRI y el PAN.
Lo que él llama “comunicación emocional” no se limita a las fotos que han publicado los precandidatos.

Director de la firma Espora, actualmente sin compromisos en la contienda por Los Pinos, Gutiérrez aclara que la proliferación de contenidos humanos y familiares, a cambio de propuestas, no es censurable, por que responde al aprendizaje obtenido en campañas anteriores donde los políticos no hacían “eco en la sociedad”.
Tras señalar que el voto de los ciudadanos no responde a un análisis crítico, apunta: “No creo que sea un error de los candidatos generar una comunicación que no esté alrededor de las propuestas. Los candidatos hace una década solo hablaban de propuestas, pero no hacían eco en la sociedad”.
Sobre el papel que juegan los medios de comunicación, agrega Gutiérrez, tanto los periódicos como la radio y la televisión pueden difundir estos contenidos. La razón está en que la audiencia de los medios no está interesada en proyectos de gobierno elaborados, sino en mensajes más sencillos y digeribles.

Actualmente, el internet es accesible al 60% de los mexicanos, de acuerdo con estadísticas del INEGI, espacio que ha repuntado en la última década, pero que todavía está lejos de cubrir a toda la población.
Con todo y que la comunicación emocional es un arma para las campañas, el maestro en imagen pública, Arturo Salcedo, afirma que los políticos que publicitan sus actividades cotidianas representan “la banalización de la política”.
Quienes los asesoran, atrás de los reflectores, saben que el electorado se deja llevar por la emoción y el sentido de la vista, más que por planteamientos racionales y estructurados; reflexiona el también académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.

Plantea, como Gutiérrez, que la estrategia difícilmente será efectiva, especialmente si los cibernautas cuestionan la autenticidad de lo que comparten los precandidatos.
Pone el ejemplo de Ricardo Anaya, quien el 9 de enero publicó una imagen en la que aparece junto a Mateo, su hijo, momentos antes de que entrara al colegio. Los usuarios de las redes respondieron al panista lamentando que presumiera el acto de llevar a su hijo a la escuela, bajo el hashtag #HazañasdeRicardoAnaya.
Salcedo considera que, para lograr la credibilidad en internet, los políticos necesitan ser constantes en sus publicaciones y en sus redes sociales.