Migrantes de África a EU pasan por Coahuila

Albergues de Piedras Negras reconocen aumento en el flujo de migrantes de ese continente

Fotos: Francisco Rodríguez / EL UNIVERSAL
Nación 14/10/2018 17:20 Francisco Rodríguez Ciudad de México Actualizada 17:22

 La última vez que Atemkeng John Bezakeng vio a su familia fue hace nueve meses y no sabe nada de ellos desde hace cinco. Huyó de la persecución política en su natal Camerún y ahora se encuentra  sentado en las últimas bancas de la iglesia San Judas Tadeo, en Piedras Negras, Coahuila, en la frontera con Eagle Pass, Texas, a unos metros de lo que él cree, será su libertad y protección.

En la pequeña iglesia hay un curso de catequesis y niños jugando, pero eso no molesta a Atemkeng. El camerunés lleva un rosario en la mano y reza con la solemnidad de un seminarista. Sus plegarias son para que su familia se encuentre bien. “Paso la mayoría de mi tiempo rezando”, dice Atemkeng de camino al albergue Betania, donde ha dormido las dos últimas semanas en espera de que el gobierno de Estados Unidos lo llame para exponer su solicitud de asilo político.

Mientras muchos de los titulares noticiosos sobre Camerún hablan de que está cerca una guerra civil, Atemkeng asegura que ya se vive una entre la región francófona —que es mayoría y es gobierno— contra la región anglófona de la que él es parte. “Están matando a la gente”, recalca.

Atemkeng fue detenido tres veces. Cuando lo liberaron la segunda ocasión, apenas alcanzó a ver a su esposa antes de que lo arrestaran por última vez. Lo iban a llevar a Yaundé, la capital de Camerún, pero Atemkeng sabía que allí sería fusilado sin ningún juicio o justicia de por medio y por ello escapó y comenzó a esconderse en diferentes localidades de Camerún, portando sólo su billetera y una identificación; durante cuatro meses se escondió en su propio país.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM), de enero a agosto de 2018, van mil 539 migrantes procedentes del continente africano que han sido asegurados. En 2017 fueron 2 mil 178, mientras que en 2016 la cifra fue de 3 mil 910.  Hasta agosto del presente año, 222 obtuvieron una tarjeta de residencia temporal y 40 un permiso por razones humanitarias.

africano_3_69338769.jpg

El calvario de la huida

La ruta de Atemkeng para llegar a Piedras Negras es un rosario de destinos. Después de salir corriendo de Camerún, llegó a un refugio en Nigeria, país vecino. Sin embargo, cuenta que en el albergue la gente empezó a ser deportada. Descubrió que ahí su vida tampoco estaba a salvo y huyó a Benín.

Después viajó hasta Senegal y allí consiguió volar hasta Ecuador, donde los africanos no necesitan una visa para moverse. Siguió por Colombia y después por Centroamérica: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala.  Después llegó a Tapachula, Chiapas, donde permaneció 10 días hasta que obtuvo un permiso por el gobierno mexicano para transitar libremente por el país durante 15 días.

Llegó a Nuevo Laredo, Tamaulipas, pero el oficial de Migración le recomendó que se fuera a Acuña, Coahuila, porque en Tamaulipas no estaban recibiendo peticiones de asilo en las oficinas consulares de Estados Unidos. En Acuña le dijeron que la mejor opción era Piedras Negras. Todos los días, Atemkeng se hace las mismas preguntas, las mismas palabras: “Estará bien mi familia. Dónde están”. Todos los días reza por ellos. Siempre carga con un rosario a la mano y un celular que consiguió en Nigeria, del que  se ha enterado de las atrocidades que siguen sucediendo en su país.

A Atemkeng le dijeron que su cita para entrevista está programada la próxima semana. Él, con rosario en mano, espera ansioso por ese día a unos metros del río Bravo.

Albergues saturados

En Casa Betania, un albergue para migrantes con un patio terroso en el centro de Piedras Negras, se hallan  hondureños y salvadoreños. A unos 600 metros está  la Casa del Migrante Frontera Digna, donde se miran en las banquetas a veinteañeros de Honduras, Panamá y El Salvador.

Los albergues en Piedras Negras están saturados desde hace tres meses, cuando empezó a llegar una oleada atípica de migrantes que huyen de sus países y buscan asilo en Estados Unidos. Además de los centroamericanos, comenzaron a llegar de Cuba, República Dominicana, Haití, Venezuela, Argentina, Brasil, Rusia y africanos de Camerún, el Congo, Kenia, Angola y Nigeria, principalmente.

“Antes llegaban uno, dos por semana que buscaban pedir asilo y ahora vemos que son decenas, cientos buscando asilo”, dice Saúl García, el administrador de Frontera Digna.

“Vienen muchos con familias completas. Platican que llegaron a Coahuila porque les dicen que es una frontera más segura”, cuenta el padre José Guadalupe Valdés, conocido por todos como padre Pepe, quien es asesor de Frontera Digna y director del comedor de Betania.

Comentarios