Mensaje íntegro de la señora Perla Díaz de Ealy en el evento #102MujeresLíderes

En el marco del Encuentro 102 Mujeres Líderes, la señora Perla Díaz de Ealy, esposa del Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz, pidió recordar que hombres y mujeres son por igual constructores del país

La señora Perla Díaz de Ealy, esposa del Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz. /Berenice Fregoso - EL UNIVERSAL
Nación 15/03/2018 20:52 Actualizada 20:52

Estimadas amigas;

Señores que nos acompañan:

Buenos días. Esta es una fecha muy especial, en la que nos reunimos nuevamente para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.

Me da mucho gusto tenerlas aquí a todas ustedes, mujeres destacadas en cada uno de los ámbitos profesionales en los que se desempeñan, unidas por un mismo objetivo: reconocer la presencia e importancia de la mujer en todos los aspectos de la vida.

Cada una de ustedes es prueba irrefutable de ello: mujeres honorables y ejemplares, que luchan cada día, desde su espacio, por la igualdad y el respeto no sólo en el ámbito laboral, sino también en una sociedad que si bien ha dado pasos importantes, aún queda mucho por hacer en materia de derechos de la mujer.

Somos mujeres de cambio y conscientes de la necesidad de unir fuerzas para librar una batalla conjunta por la igualdad, la no discriminación, la no violencia en contra de nuestro género y la igualdad de oportunidades.

Por eso, este día tiene un doble significado: por una parte, conmemorar a todas esas obreras que en 1908, mediante una huelga pacífica en Nueva York, perdieron la vida por defender sus derechos laborales; y por otra parte reconocer a todas aquellas mujeres que nos han heredado un lugar importante en las diferentes esferas de la vida a nivel nacional y mundial.

Sin embargo, y a pesar de grandes logros de mujeres como Sor Juana Inés de la Cruz, Rosario Castellanos, Frida Khalo o Josefa Ortíz de Domínguez, entre muchas otras que han dejado huella en la historia, en todo el mundo hay lugares en donde la mujer continúa siendo relegada y peor aún, ignorada y maltratada.

Por ello, hoy hago un llamado para renovar nuestro compromiso pasando de las celebraciones a las acciones que reconozcan la importancia del papel que desempeñamos las mujeres dentro de nuestra sociedad.

Recordemos que mujeres y hombres somos constructores de este país.

En este Día de la Mujer quiero transmitirles a todas ustedes quienes, como yo, albergan el sueño de construir una nueva sociedad que libere el inmenso potencial que atesoramos en nuestro espíritu, el deseo de promover en cada una de sus actividades la sensibilidad de género.

Para que la desigualdad y la violencia hacia la mujer sea cada vez menor y que el clamor actual de “ni una más” se convierta en el grito de “una más”… una más que es protegida, una más que es respetada, una más que es valorada, una más que es empoderada… una más que es libre.

La situación que se vive en el mundo nos muestra claramente que las leyes y normas no han sido suficientes para prevenir la violencia. Es necesario que hombres y mujeres trabajemos juntos por una cultura que destierre esa visión machista y promover la equidad en todos los ámbitos para, que en nuestro México, logremos lo que por derecho nos corresponde.

La madre Teresa de Calcuta, es sin duda alguna, el ejemplo de una mujer de gran fortaleza y riqueza espiritual, por ello para finalizar mi participación deseo compartirles uno de los más bellos mensajes que ella nos dejó:

“Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años… pero lo importante no cambia: tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas…

Sigue, aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero nunca te detengas!”.

Mi agradecimiento y reconocimiento para todas las mujeres que este día nos acompañan.

Muchas gracias.

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