Estimadas amigas;
Señores que nos acompañan:
Por eso, este día tiene un doble significado: por una parte, conmemorar a todas esas obreras que en 1908, mediante una huelga pacífica en Nueva York, perdieron la vida por defender sus derechos laborales; y por otra parte reconocer a todas aquellas mujeres que nos han heredado un lugar importante en las diferentes esferas de la vida a nivel nacional y mundial.
Recordemos que mujeres y hombres somos constructores de este país.
En este Día de la Mujer quiero transmitirles a todas ustedes quienes, como yo, albergan el sueño de construir una nueva sociedad que libere el inmenso potencial que atesoramos en nuestro espíritu, el deseo de promover en cada una de sus actividades la sensibilidad de género.
Para que la desigualdad y la violencia hacia la mujer sea cada vez menor y que el clamor actual de “ni una más” se convierta en el grito de “una más”… una más que es protegida, una más que es respetada, una más que es valorada, una más que es empoderada… una más que es libre.
La situación que se vive en el mundo nos muestra claramente que las leyes y normas no han sido suficientes para prevenir la violencia. Es necesario que hombres y mujeres trabajemos juntos por una cultura que destierre esa visión machista y promover la equidad en todos los ámbitos para, que en nuestro México, logremos lo que por derecho nos corresponde.
La madre Teresa de Calcuta, es sin duda alguna, el ejemplo de una mujer de gran fortaleza y riqueza espiritual, por ello para finalizar mi participación deseo compartirles uno de los más bellos mensajes que ella nos dejó:
“Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años… pero lo importante no cambia: tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas…
Sigue, aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. ¡Pero nunca te detengas!”.
Mi agradecimiento y reconocimiento para todas las mujeres que este día nos acompañan.
Muchas gracias.