La Judea, el poblado que se vuelve un escenario en Semana Santa

Habitantes trabajan por 3 meses en crear su vestimenta para celebrar a su estilo el ritual religioso.

Texto y Fotos: Xochitl Álvarez
Nación 15/04/2019 20:50 Purísima del Rincón, Guanajuato Actualizada 20:55

Bernabé se esmera en los detalles de las máscaras que usarán los Judas Iscariote, los diablos que lo rodean y los personajes clave que esta Semana Santa participarán en la Judea, una representación en la que el pueblo es el actor y las calles son el escenario.

En el taller de La Casona, a espaldas de la Parroquia de la Purísima Concepción, Bernabé es el maestro artesano que guía a varios jóvenes a labrar sus propias caretas a la medida exacta de su rostro para sumarse a los cientos de Judas e intérpretes que correrán por las avenidas en estos días santos a fin de fortalecer la tradición religiosa y popular que, a decir de ellos, “se lleva en la sangre”.

En esta representación de tres días el personaje central es Judas, su traición y sus demonios, a diferencia de las otras celebraciones que se realizan en el país en las que el protagonista central es Jesús.

La tradición

En esta localidad de más de 90 mil habitantes, la gente es dueña de la tradición, es su identidad y arraigo lo que comparte con miles de turistas que acuden en la Semana Mayor, e incluso se integran a La Judea.

Hace 147 años el pintor Hermenegildo Bustos, oriundo de Purísima del Rincón, inició La Judea con el fin de evangelizar a la población. Los historiadores aseguran que él mismo elaboró las máscaras de los ocho personajes principales —Judas Blanco (El Triste), Judas Negro (El Pecado), Diablo Mayor, Diablo Menor, El Consejero, El Ranchero, El Tiempo y El Taco—, las cuales actualmente se exhiben en el museo que lleva su nombre.

judea-151.jpg

La escenificación de La Judea se realiza en cuatro episodios del Miércoles al Viernes Santo. Sin embargo, este montaje no es sencillo, pues su preparación les lleva más de tres meses  a los organizadores del Patronato Hermenegildo Bustos, el Consejo de Cultura y los actores.

“La gente viene a ver la muerte de Judas, la muerte del pecado y el mensaje que manda la Iglesia es cómo va a concluir uno cuando comete pecados, cómo es perseguido interiormente por esa culpa que cometió”, comenta el director de la Casa de la Cultura, Gerardo Reyes López.

En la obra de teatro en movimiento la gente llora, se molesta, maldice a los judíos, hay una serie de sentimientos encontrados que parecen una catarsis para asistentes y participantes.

En total, 12 hombres hacen el papel de Judas —en sus dos facetas— y 12 más el de Malco, el personaje que paga las 30 monedas por la traición. Cada uno de ellos debe tener una edad de entre 24 y 36 años y se deben  preparar para tener buena condición física, ya que tienen que encarnar la huida del personaje agobiado por la culpa. “Es como una carrera de relevos”, explica  Reyes López.

Los habitantes de Purísima del Rincón presumen con orgullo que La Judea va más allá de Guanajuato, puesto que  en talleres familiares se elaboran también máscaras para los paisanos que radican en Estados Unidos, quienes buscan seguir la tradición y piden que les envíen las caretas para tener presente su identidad e incluso hacer sus representaciones en territorio de la Unión Americana.

Bernabé, quien por las mañanas es conserje en una escuela primaria y por las tardes,  maestro del taller en la Casa de la Cultura, preparó las máscaras de La Narizona, que enviará a Oxnard (California) y dos más que irán a Nevada: El Ranchero y El Taco, donde también vivirán La Judea.

Para hacer una pieza, Bernabé invierte 56 horas en jornadas diarias de ocho horas y asegura que ha esculpido unas 200 máscaras en más de 20 años  que se ha dedicado a este oficio. El precio de una de las caretas —del tamaño real de la cara— es de 3 mil pesos, aproximadamente.

“Lo de La Judea es algo que de niño a uno le llama la atención. Ahorita, los niños desde temprana edad, desde los tres años, ya andan que quieren ponerse una máscara y gritan como los judíos y quieren andar con un chicote como los diablos; es algo de aquí de Purísima que a la gente le gusta mucho, les emociona la tradición”, detalla el maestro del taller.

Comentarios