Mexicanos piden asilo a EU; huyen de violencia en sus estados

Más de 100 migrantes, provenientes de Guerrero y Michoacán, duermen a la intempérie

En la garita peatonal El Chaparral decenas de migrantes duermen frente al edificio del Instituto Nacional de Migración; buscan pedir refugio en el país del norte. Foto: Joebeth Terriquez / EL UNIVERSAL
Nación 17/12/2017 14:50 Gabriela Martínez Tijuana, Baja California Actualizada 14:50

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En menos de cinco días más de 100 migrantes de Michoacán y Guerrero, principalmente, han llegado a la ciudad de Tijuana con la intención de pedir asilo al gobierno estadounidense antes de que “ el crimen organizado los mate”.

Se dicen desplazados de la violencia que hay en sus estados y actualemente  duermen a la intemperie, en espera de ser recibidos por las autoridades.

Desde principio de la semana empezaron a llegar a la entrada de la garita peatonal El Chaparral. Con maletas, cobijas, y bultos se apilaron en la explanada del edificio del Instituto Nacional de Migración (INM), a unos  metros de la puerta de acceso  al puente que conduce a Estados Unidos.

Dicen que vinieron en un camión que pagaron desde sus pueblos; son familias enteras, jóvenes solos y madres con sus hijos, quienes piensan hallar en Estados Unidos la seguridad que, afirman, México nos les dio.

Uno de ellos, padre de un niño de tres años, a quien carga, cuenta que dejó su casa, en Apatzingán,  y vino con su esposa e hijo para pedirle al gobierno estadounidense que los deje vivir allá.

El hombre de familia  dice que  prefiere sacrificar una vida en el lugar donde nació,  en lugar de que un día el crimen organizado reclute a su bebé, se lo lleve y aparezca su cuerpo en algún terreno.

“Es mentira que la violencia se fue. Pura balacera y balacera”, recuerda. “Luego ellos [los narcos] nomás se la pasan reclutando chamaquitos (...) yo no quiero eso para mi niño”, asegura.

Otros migrantes  vienen de la Sierra o la Costa de Guerrero,  donde  en los últimos años han sido víctimas de desastres naturales, pero también del crimen organizado. Durante algún tiempo intentaron reconstruir sus casas  o encontrar  trabajo, pero buscarán cruzar la frontera sin saber cuándo serán recibidos.

Rubén Pérez, vendedor en el área de la garita peatonal El Chaparral, dice que en  los últimos días, desde que llega a la una de la mañana cargado de periódicos, escucha el llanto de los niños y niñas que intentan aguantar el frío para conciliar el sueño.

“Deje usted los grandes, uno sabe a qué viene y si no, se aguanta, pero los chavitos qué culpa tienen; apenas alguien de aquí les fue a conseguir café, que les regalaron del Grupo Beta”, dice el hombre de más de 50 años.

El delegado del INM  en Baja California, Rodolfo Figueroa Pacheco, señala que el Grupo Beta les ofreció trasladarlos a alguno de los albergues más cercanos, pero los migrantes rechazaron la oferta. Aunque asegura  que no les han impedido cruzar el puente que conecta con la puerta para ingresar a Estados Unidos.

El problema, dice Figueroa, es que son decenas de migrantes pidiendo asilo al mismo tiempo y los agentes de Customs and Border Protection (CBP, por sus siglas en inglés) son pocos.

“Es más un tema de cantidad. Les ofrecimos llevarlos a un refugio, pero no quisieron, y si el gobierno de Estados Unidos no los recibe, yo tampoco puedo impedirles el paso, son mexicanos”, explicó el funcionario. 

Sin embargo, los 10 o menos grados centígrados de la madrugada no han logrado moverlos; aseguran que ahí estarán hasta que los ser reciban.

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