“Iztapalapa es tradición, no sólo violencia”, dice intérprete de Jesús en la Pasión

José Antonio Reyes Reyes y Alma Darinka Pineda Villa, ambos estudiantes del IPN, reprsentaran a Jesús y María en la representación religiosa de Iztapalapa.

Toño se entrenó con una cruz que pesa 80 kilos, para perder la sensibilidad en el hombro. / FOTOS: DIEGO SIMÓN SÁNCHEZ. EL UNIVERSAL
Nación 18/04/2019 18:10 Eduardo Hernández Actualizada 18:14

“Con la representasión de la Pasión de Cristo queremos transmitir que en Iztapalapa no sólo hay cosas malas, sino que hay muchas tradiciones que enorgullecen a nuestro país”, comentó José Antonio Reyes Reyes, joven que dará vida a Jesucristo en la 176 representación de la Semana Santa en dicha alcaldía.

Hace 89 años un familiar de Toño, como todos lo conocen, representó a Jesús en 1930, era su bisabuelo. En esa ocasión no había presupuesto para comprar los seis trajes que ahora el joven usará, su antepasado usó la ropa del Señor de la Cuevita, que le prestó el sacerdote de esos tiempos.

Dice que tienen recuerdos de aquella representación con fotografías y describe a su familiar como un hombre alto y robusto.

En enero, Toño se inscribió para representar a Jesús de Nazaret, era un secreto que tenía oculto a toda su familia, pues no quería adelantarles la emoción, fue hasta el día de las votaciones cuando le dijo a su mamá.

“Desde muy pequeño, como persona oriunda de los ocho barrios, se me inculcó esta tradición y a mí me nace hace tres años querer participar en la representación, nunca me había animado a inscribirme, este año me postulé y se me da ese papel”, contó.

El día de la elección fue nombrado y trasladado a una habitación, pese a la emoción, lo primero que hizo fue persignarse, después volteó a ver a su mamá, quien lloraba de felicidad.

En su casa, ubicada en el Barrio de San Pedro, en la alcaldía Iztapalapa, su familia se enteró por medio de una llamada, todos se llenaron de emoción, aseguró, pues en esa casa habría un Jesucristo más.

A sus 23 años, José Antonio es estudiante de Ingeniería Geofísica en el Instituto Politécnico Nacional, además trabaja en un salón de fiestas; sin embargo, desde enero sumó a sus actividades el acondicionamiento físico para interpretar el personaje principal de esta representación.

“Tuvimos un largo tiempo de labor, hicimos ejercicios de lunes a sábado, los lunes, miércoles y viernes trabajamos con una cruz que pesaba aproximadamete 80 kilogramos; los martes y jueves trabajaba con un tronco que pesa aproximadamente 40 kilos, ejercicio que sirve para matar la sensibilidad del hombro. En total fueron 50 días de trabajo para ponerme en forma”, explicó.

“Me encomiendo a Dios, le tengo mucho respeto y, sobre todo, le agradezco que todos los días despierto, le agradezco por este papel y de vivir todas estas experiencias que recordaré toda la vida”, expresó.

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“Personificar a María requiere de gran entrega”

Después de analizar por varios años el participar en la representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, Alma Darinka Pineda Villa decidió postularse por primera vez para el papel de la Virgen María, no confiaba en lograrlo pero tenía la ilusión de que la eligieran.

Es estudiante de la carrera de Turismo en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), misma casa de estudios que su compañero José Antonio Reyes Reyes en la representación , quien interpreta a Jesucristo, y aseguró que su participación en esta tradición que lleva 176 años no afectó en sus estudios, pues logró equilibrar los ensayos con sus clases.

“Lo pensé varios años, porque es una gran responsabilidad que requiere mucha entrega, pero en noviembre pasado me decidí a ir y postularme. Gracias a Dios, se me dio la oportunidad”, comentó.

Su abuelo participaba en el grupo de clarines y como romano, uno de sus tíos fue apóstol; sin embargo, es la primera en la familia en interpretar un personaje principal.

“Para mi familia fue mucha la emoción, fue bastante alegría, para ellos fue una bendición y hubo muchos sentimientos encontrados, todos somos muy unidos y cuando anunciaron que yo sería María, por lo que me contaron, es que mi mamá se emocionó y lloró, mis primas y todos mis tíos me mandaban las mejores vibras, fue muy emocionante”, contó.

“A mis amigos les dije que quería participar ahí, entonces cuando les explique que era en la representación de Iztapalapa me felicitaron; creo que es una tradición de la cual debemos estar orgullosos y retomar para todas las generaciones”, recordó.

Su proceso para representar a la madre de Jesucristo requirió una hora de entrenamiento diario en el gimnasio, además de constantes caminatas al Cerro de la Estrella.

“Comenzamos a ensayar desde el tercer domingo de enero, nos aprendimos los diálogos, corregimos, los sábados estábamos de cinco de la tarde a las nueve de la noche, en domingo asistíamos a misa, hacíamos colectas y por la tarde el ensayo general que terminaba 11 de la noche”, detalló.

Explicó que esta experiencia la tiene muy contenta, además del apoyo espiritual que le han brindado en el comité. Se siente preparada y poco a poco los nervios los ha controlado.

“Cuando me toca salir me encomiendo a Dios, hago lo que me corresponde y trato de llegar a los corazones de la gente con el sentimiento de la Virgen María durante los momentos trágicos que pasó”, concluyó la joven originaria de Iztapalapa.

 

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