El municipio más pobre por fin recibe a un Presidente
Yucuná le dio la bienvenida a AMLO, con una fiesta para celebrar su primera visita al municipio
Las ollas con caldo de res criolla, pozole de pollo y verduras hierven una tras otra. Van con la marcha, en medio del sonido ensordecedor de la banda y de la tierra seca que se levanta con los aires de la Mixteca alta oaxaqueña.
Un visitante pregunta dónde puede comprar comida. “¿Dónde?”, se pregunta Lucía mientras levanta las cejas, haciendo memoria. Pero en el municipio más pobre del país la comida no se vende, se regala, y más el día que los visita el Presidente de México.
Andrés Manuel López Obrador llega como siempre, lleno de vítores y sintiendo el apoyo de los ñuu savi, el “pueblo de la lluvia” que habita las tierras donde, de toda la nación, hay menos empleo y menos acceso a servicios de salud y educación, según el Coneval.
Lucía y su familia degustan un pozole. Están sentados en una gran mesa de madera que tiene por vista la majestuosidad de la sierra, en espera de que alguien corra avisando que ha llegado el Presidente, el mismo que organizó una subasta para juntar dinero y comprarles un tinaco que no tiene agua.
“Aquí falta mucho el agua y no hay médico, hace un mes que se fue. Eso sí, pienso que es un problema porque el tinaco está vacío y si una se enferma, tiene que ir hasta Huajapan o Tonalá. Si una mujer se embaraza, lo mismo”, dice convencida la mujer.
En los comercios de Yucuná no hay verduras, sólo comida chatarra y refrescos. Pero la gente se las ingenia para hacer sus caldos, arroz y huevos. Los animales corren libres entre los asistentes al evento del Presidente, quien dice que le parece muy bien que se haya hecho un camino transitable.
El programa de Pavimentación de Caminos a Cabeceras Municipales llevó a Yucuná bienestar, dicen las mujeres que regalan caldo junto al palacio municipal, porque aquí no hay trabajo si no eres regidor, síndico o presidente municipal.
Foto: Edwin Hernández
En este lugar, donde tampoco había nada nuevo, ahora se pueden enumerar algunas cosas a estrenar: los tinacos vacíos, la Casa de la Niñez Indígena, el camino de concreto y una camioneta Chevrolet Equinox, propiedad del gobierno municipal.
Y habrá una más, asegura Adelfo Regino Montes, titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), pues se construye un bachillerato para la comunidad, porque aquí sólo se puede estudiar hasta la secundaria. Eso, también gracias a la rifa de bienes incautados.
Pero las nuevas adquisiciones no acaban con las carencias, a pesar de ello, Lucía dice que en su casa —y en realidad habla también por todo el pueblo— le están “muy agradecidos” al presidente López Obrador, porque hubo un año en el que no puedieron salir a vender nueces y pepitas a Guadalajara o la Ciudad de México.
Cuando los habitantes de Yucuná no venden su siembra, acuden a la capital de Oaxaca o Puebla en busca de empleos temporales, pero esas procesiones nadie parece recordarlas en medio de la música, el baile y la comida gratis.
“Matamos dos reces desde antier, nos dijeron que un guisado para 400 personas y eso hicimos, pero es caldito porque no hay con qué acompañarlo, nomás calabacita, ejotitos y su muy buen ‘tambache’ de tortillas”, cuenta una mujer que mezcla español con tuun savi.
Al caldo, sin nombre y sencillo, se le pican unos chiles verdes y cebolla, con eso y tortillas hechas a mano los habitantes de Yucuná desayunan, incluidos los niños de La Ciénega, una banda de viento que viene de un pueblo vecino.
Adolfo sonríe mientras da unos sorbitos a su caldo de vaca criolla, será por lo picoso o la incomodidad que le causan las preguntas de EL UNIVERSAL. Dice que está contento de recibir al Presidente, que desde su primer día de clases será su primera presentación en público y siente nervios de que lo escuche el mandatario.
López Obrador afirma que las manos mixtecas son las mejores constructoras del mundo y son altamente cotizadas hasta en Nueva York, también, que los caminos nuevos son “verdaderas obras de arte”, al grito de “¡viva Yucuná!