Pasó más de una hora, entonces, los líderes legislativos iniciaron el debate para lograr un acuerdo por la adenda “bendita”. Se les veía ir y venir por los pasillos.
Uno a uno, los diputados de Morena tomaban lugar junto a ella. Casi al término del discurso se incorporó el coordinador de la nueva gran mayoría: Mario Delgado. Piña, entre la emoción y el aplauso olvidó presentar la adenda, tuvo que recordárselo Dolores Padierna. En los posicionamientos, la diputada Abril Alcalá (PRD) reviró a Morena que la nueva reforma educativa “no es la de Andrés Manuel [López Obrador], es mejor, porque ésta no tiene ocurrencias”.
El diputado de Movimiento Ciudadano, Mario Alberto Rodríguez, celebró que el Legislativo pudo demostrar que el Presidente tiene legisladores en los que puede confiar. Mientras que el PRI expresó su voto a favor, bajo el argumento de que la reforma de 2013 no desaparecía “sino que evoluciona”.
La diputada Cynthia López (PRI), la contraria más fiera que tuvo la reforma en su proceso de comisiones, arremetió que por la imposición de “un transitorio maldito”, ella votaría en contra.
A nombre del PAN, Ernesto Robledo acusó a Morena de mentirle a los maestros, a los padres de familia y fallarles a los niños, y acusó que el dictamen fue una falsedad. Su bancada lo acompañó con pancartas y gritaban: “¡Niños y niñas sí, CNTE no”.
El duelo de toma de tribuna se vivió enseguida, mientras el blanquiazul bajaba, Delgado Carrillo subía acompañado de la mayoría de su fracción, quienes gritaban: “Ya cayó, su reforma ya cayó”. Delgado agradeció el apoyo a la reforma, pero dejó a Romero Hicks al final, para lamentar que la reforma “que lleva su huella” no vaya acompañada de su voto.
Luego de horas de espera, el calendario ya marcaba jueves. Después de la medianoche se avaló el texto que sepultó la reforma insignia de Enrique Peña Nieto.