De Oaxaca, soldado que sacó a familia de los escombros en Jojutla, Morelos
A Marcos y Moctezuma los acercó la fatalidad y el humanismo
En la casa de los Gil-Celis todo estaba listo para festejar el bautizo de su niña Sara Sofía de un año, y la presentación ante la iglesia católica de su hijo mayor Rafael de tres años de edad.
La madre de 25 años, Samara Celis, cumplidos 19 días antes, y su esposo Marco Gil, hacían los últimos preparativos para la fiesta; imaginaban el diseño y los adornos del pastel que haría ella, apasionada de la cocina y de la elaboración de postres.
A 10.4 kilómetros de la casa de los Gil-Celis los soldados cumplían con su faena en el 108 Batallón de Infantería del Ejército Mexicano, Base Lagartos, inaugurada por el presidente Peña Nieto el 22 de septiembre de 2015.
Siete meses antes llegó a ese batallón, Moctezuma Luis Hernández, un joven oriundo del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, cuya familia sintió el sismo del 7 de septiembre. Marco, fotógrafo de profesión, y Moctezuma no se conocían pero el martes 19 de septiembre los acercó la fatalidad y el humanismo. El primero perdió a su esposa y uno de sus hijos, el segundo fue abatido por el sentimiento y estalló en llanto contra el estigma del militar rudo, insensible.
Esa mañana Marco salió de su hogar muy temprano. Desayunó bien y además bebió café y cinco galletas. Se dio tiempo para dar papilla y una galleta a la bebé. “Nos vemos, te amo mucho”, dijo él. “Te amo Tito”, respondió ella en clave marital.
El fotógrafo salió de la casa de sus suegros hacia Cuernavaca, para realizar unas tomas en preparación de una fiesta de 15 años y horas más tarde sintió el terremoto. Pronto supo que Jojutla, su cabecera municipal, sucumbió ante el terremoto y la casa de tres pisos de sus suegros se había desplomado.
El trayecto de Cuernavaca hacia Jojutla fue un tormento. Entre los municipios hay una distancia de aproximadamente 40 minutos en camión pero ese día Marco tardó tres horas y media en llegar hasta la casa donde dejó a su esposa e hija.
Minutos después de las 13:14 horas Moctezuma Luis y sus compañeros del 108 Batallón de Infantería fueron llamados a concentración de emergencia en la explanada de la base militar. Sus compañeros vieron a Moctezuma con cierta inquietud en el rostro y más tarde supieron la razón: era su primera misión como soldado activo.
Les indicaron la misión y colocaron en sus brazos el brazalete con la insignia del Plan DN-III. El batallón salió rumbo al centro de Jojutla, la zona más devastada de Morelos.
Los camiones militares tomaron el trayecto más corto y enfilaron por El Higuerón y de ahí pasaron por la comunidad de Pedro Amaro para finalmente llegar a la zona cero de Jojutla. La ruta está estimada en unos 27 minutos, aproximadamente. De todos modos Moctezuma llegó antes que Marco.
Cuando el fotógrafo llegó a la calle Valentín Gómez Farías, en la casa marcada con el 108, se quebró. Los tres pisos estaban colapsados y hasta abajo se encontraban su esposa e hija.
Un binomio canino hurgaba entre los escombros mientras policías, bomberos, brigadistas de Protección Civil, vecinos y los soldados retiraban los escombros para localizar a las víctimas en medio de ese sol cayendo a plomo sobre los rescatistas.
En medio de una polvareda surgió un soldado con Sara Sofia en los brazos y la gente aplaudió porque pensó que estaba viva, pero cuando fue cargada por su padre el rostro dibujó la desgracia.
Compañeros de Moctezuma vieron cuando el joven localizó a Samara y al tocar su mano se empapó de sangre. Ese fue su primer impacto y el segundo cuando movió el cuerpo y localizó a la pequeña Sara Sofia.
En la zona de mayor dificultad Moctezuma resintió la emoción del rescate y sus piernas perdieron fuerza; tenía dificultad para dar un paso. Sus compañeros lo jalaron para sacarlo del sito y cuando libró los escombros no pudo evitar el llanto ni el rictus de dolor; la bebé ya no respiraba.
Marco apretó a su hija entre sus brazos y después subió a una patrulla que lo conduciría al hospital pero antes lanzó un “gracias” al soldado, pero Moctezuma no lo escuchó. Sus compañeros lo sostenían y le brindaban los primeros auxilios.
Estaba llorando, noqueado, fulminado y salió realmente mal porque abajo de los escombros era un verdadero horno, relató después Marco.
Otros comentaron que el soldado había sucumbido al impacto de encontrar los cadáveres.
Salvador Quelerman, tío de Marco, ayudaba en el rescate de los cuerpos pero también llevaba su cámara fotográfica para documentar los hechos. No lo pensó dos veces disparó al soldado llorando y después esa gráfica se hizo viral porque Marco la acompañó con una carta de agradecimiento y subió a redes sociales.
En su tierra conocen a Moctezuma como hijo de un militar, quien le inculcó amor al uniforme. Tiene 20 años se enroló y es padre de una pequeña de un año de edad a quien dejó en su natal Oaxaca con su esposa. Su casa resistió el primer sismo pero el temblor del sábado y otros tres sismos siguientes en el Istmo terminaron por derrumbarla.
Por ahora la familia de Hernández duerme en el patio de lo que fue su casa en tanto él permanece en Jojutla, donde se ubica la base, en las labores de remoción de escombros.