Enviado por marina.vasquez en Mié, 12/27/2017 - 10:07
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La mayoría de las mujeres de Cochoapa vive de los 950 pesos bimestrales que reciben del programa Prospera (Fotos: EDWIN HERNÁNDEZ)
27/12/2017 10:07
Christian Jiménez

“Creo que somos el pueblo más pobre de Guerrero”, sostiene Celia Juárez López, una ama de casa de manos agrietadas por el frío y por ayudar a su esposo en su negocio de talachería.

Según el Coneval, este municipio, de reciente creación, pasó a ser el segundo más pobre, luego de que Yucuná los desplazara en 2015.

Cochoapa el Grande se nació a partir del Decreto Número 588 publicado el 3 de junio de 2003 en el Periódico Oficial del Gobierno del estado, al segregarse del municipio de Metlatónoc. Habitan 18 mil 778 personas, de éstas, casi 16 mil sólo hablan mixteco, de acuerdo con datos del Inegi.

Para Celia el mundo cambió cuando, antes de convertirse en adolescente, emigró a Sinaloa para dedicarse a la pizca de tomates. Ahí aprendió a hablar español y conoció otra realidad que le permitió dimensionar la pobreza de su pueblo.

Como ella, al menos 80% de la población ha emigrado a entidades del norte o a Estados Unidos para enviar dinero a sus familias y mejorar su calidad de vida. Su esposo intentó cruzar la frontera en dos ocasiones, pero fue enviado a la cárcel y después deportado, no tuvieron más opción que establecerse en la comunidad.

El capital migrante ha permitido pavimentar gran parte del pueblo y aunque reconoce que después de “cruzar al otro lado” pocos regresan, el dinero que mandan ha servido para que los hogares sean construidos con tabiques y ladrillos, que en éstos haya luz, televisión y cosas que hace unos 10 años nadie conocía.

El fenómeno migratorio, sostiene Celia, es la consecuencia de que en la comunidad no haya una fuente de empleo para fortalecer la economía local, donde los lugareños consumen lo poco que siembran, como frijoles y quelite. El presupuesto diario de su familia, integrada por su esposo y dos hijos, es de 50 pesos.

Sin educación

Celia tiene 21 años, pero se casó a los 14 y un año después nació su primer hijo. No tuvo oportunidad de estudiar la secundaria y por ello quiere que sus hijos cursen una carrera. En su pueblo no hay profesionistas. Los doctores, maestros y especialistas van de paso.

Ahí, aunque hay jardines de niños, al menos cinco primarias, dos secundarias y un bachillerato, nadie estudia una licenciatura. El personal docente del Jardín de Niños Agustín Melgar revela que los recursos de los padres son limitados, pocos tienen empleo.

Los niños permanecen en ayunas toda la jornada escolar, mientras que los que reciben comida durante el receso, sólo comen tortillas con sal.

Tampoco tienen para uniformes o útiles. Al principio del ciclo se les pide una cuota única de 180 pesos; sin embargo, muchos niños dejan de asistir, pues se mudan o ayudan con las labores del hogar y del campo.

Problemas de salud

Wenceslao Martínez, uno de los médicos residentes del centro de salud local, resalta que las carencias en alimentación, así como afecciones respiratorias por las bajas temperaturas, son las causas de las atenciones médicas de alrededor de cuatro mil personas.

El nivel socioeconómico y cultural, acota, ocasiona que más de 80% de la población femenina se case y procree desde muy temprana edad. Ello, añade, tiene repercusiones en la salud como enfermedades de transmisión sexual como el Virus de Papiloma Humano y cáncer cérvico uterino.

El circulo vicioso, indica, continúa: la escasez de dinero causa desnutrición en niños, obesidad o diabetes, casos que van en aumento, ya que o poco que llega a los hogares se destina a adquirir refrescos y comida chatarra.

A ello, se suma el aspecto cultural que impide que la mayoría de las mujeres puedan aspirar a desempeñarse en un trabajo fuera del hogar y además, las condena a vivir en situaciones constantes de violencia.

Aunque a paso lento, los apoyos del gobierno han llegado a la localidad guerrerense. Desde hace dos años, Celia y otras 10 mil mujeres de Cochoapa están afiliadas al programa de inclusión social Prospera, que entrega 950 pesos bimestrales a las amas de casa; el problema, dice Celia, es que casi todas viven sólo de eso.

 

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