Edgar Ávila / Carina García
Especialistas en accidentes aéreos de ese país comenzaron a trabajar en el sitio donde se estrelló la aeronave el pasado 24 de diciembre, ubicado en el municipio poblano de Coronango.
También arribó personal de la empresa Pratt & Whitney, que fabricó las turbinas de la aeronave y de Rotor Fli- ght Services, caracterizada por el mantenimiento del Augusta W109 Grand.
Luego de las labores de peritaje en el lugar, un equipo de grúas ingresó a la zona de siniestro para llevarse el resto del helicóptero.
Informó que serán llevadas a Canadá “algunas computadoras que se lograron encontrar, que traen la historia del vuelo; por ejemplo, la turbina, [para conocer] si se paró o no y por qué” y concluir así si hubo falla mecánica, del piloto “o alguna cuestión adicional”, pero la investigación será “estrictamente técnica”.
Jiménez Espriú expuso que si estos expertos determinan que sí hubo explosivos, contrario a lo que reportó la Marina, “los técnicos lo señalarán en su dictamen”. Se dejó abierta la fecha para la presentación de conclusiones, puesto que se desconoce cuánto tardará el dictamen y el proceso no es sencillo.
“[Los expertos] van al sitio, toman las muestras pertinentes de los restos del helicóptero para llevarlos a los laboratorios de Canadá y, en su caso, darán su dictamen”.
Explicó que una vez que se tengan los dictámenes de los especialistas de Canadá y de Estados Unidos, “es probable que un encargado de la comisión correspondiente de la comunidad europea también venga y tengamos las tres opiniones” mismos que serán públicos, por orden directa del mandatario.