Indicó que aún los estados con mejores resultados dejan a muchos alumnos fuera del aprendizaje. Resaltó que en entidades como Puebla y la Ciudad de México, la mitad de los que cursaban 3º de secundaria quedaron diagnosticados por debajo del mínimo indispensable.
“Los resultados presentados evidencian que alrededor de 34 de cada 100 en Lengua y Comunicación, y 64 de cada 100 en Matemáticas no alcanzaron el mínimo en los conocimientos y habilidades para el manejo de la información, reflexión y resolución de problemas previstos en este modo educativo”, apuntó.
Esos datos se traducen en jóvenes que están próximos a egresar de la educación básica. Tendrán condiciones muy adversas para ingresar y permanecer en la educación media superior. Lo que a su vez implica una reducción severa de sus oportunidades laborales, para tener una vida digna y ejercer una participación ciudadana libre y exigente.
“Es derecho de cada alumno contar con un diagnóstico oportuno de su logro actual para ofrecerle los apoyos debidos; sólo con el agregado de los resultados de cada alumno se puede tener la solidez necesaria para integrar la ruta de mejora de cada escuela, así como contar con el referente clave del último informe del director al final de cada año, lo cual marca la ley”, añadió.
La organización destacó que si en verdad se quiere cumplir con el lema “evaluar para mejorar”, deben ser los maestros y directivos quienes cuenten con los informes de progreso en el logro de aprendizaje para cada joven, puesto que “son ellos quienes realizan la tarea fundamental de diseñar los reforzamientos a nivel del aula y propiciar los aprendizajes de los alumnos reales, especialmente los más marginados”.
Lamentó que los jóvenes sufran las consecuencias de un grave problema de exclusión, pues “aunque están incluidos en la escuela están excluidos del aprendizaje”. Las brechas de resultado se agravan porque aquellos que viven precariamente siguen aprendiendo menos que los favorecidos.