Doña Geno, la mujer que rompió esquemas en un ejido de Zacatecas

Es de las primeras mujeres en una elección para comisariados

Foto: Irma Mejía / EL UNIVERSAL
Nación 30/03/2019 20:30 Irma Mejía / Corresponsal Zacatecas Actualizada 20:31

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Geno tenía cinco hijos cuando su pareja le propuso que se embarazara de nuevo; si tenía un hijo me daba una tierra y si tenía una hija me regalaba una casa. “Me aventé con el sexto y tuve un varón”, relata. 

“Eso ocurrió hace 27 años, y desde entonces soy ejidataria”, platica Genoveva Juárez, una de las primeras mujeres en ostentar cargos dentro del Comisariado Ejidal de Trancoso, un municipio que nació hace dos décadas.

Doña Geno, quien tiene 62 años, desde niña estuvo inmersa en las labores del campo, porque su padre, quien era ejidatario, se la llevaba a los barbechos en los cultivos de temporal. En su juventud decidió apartarse del campo y trabajó como costurera, obrera y hasta se fue seis meses como migrante a Estados Unidos.

Cuando retornó a Trancoso se  empleó como obrera para sacar adelante a sus cinco hijos —siempre fue madre soltera—. Entonces tenía una pareja, quien le propuso tener un hijo, le dijo que si era varón le compraría tierras y le ponía casa.

Geno se la jugó, pues le tenía cariño a su pareja. Así se convirtió en mamá de un niño y en ejidataria; posee tres hectáreas de riego y ocho de temporal.

“En mi tierra a las mujeres no se les contempla en la cesión de derechos ejidales, incluso, veía que muchas ocasiones se dejaban en desamparo a las esposas, hijas o concubinas, por el simple hecho de ser mujeres”.

Sin embargo, ella asistía a diversas reuniones y foros nacionales cuando se enteró que en 2016 se reformaría la Ley Agraria, ya que fue modificado el artículo 37 que permitió a las mujeres ejidatarias y comuneras postularse a los cargos de elección de los comisariados ejidales, y también fue la primera en hacer válida la ley y formar parte de las planillas.

En febrero, de nueva cuenta  decidió postularse en la planilla de la Comisión de Vigilancia, aunque en un primer momento no se lo permitieron, ya que estaban integradas por puros hombres. Sin embargo, ésta fue revocada por no aplicar la equidad de género y se tuvo que volver a convocar con 60% hombres y 40% mujeres.

Así, doña Geno nuevamente tuvo que alzar la voz por los espacios de las mujeres.

Con una gran sonrisa menciona que las mujeres valen igual que los hombres en todos lados y en todos los espacios, porque no se trata de desplazarlos tampoco, sino de demostrar que ambos tienen las mismas capacidades. 

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