¿Y si Morena pierde la CDMX?

Luis Cárdenas

No sé si Sheinbaum sea la consentida de López Obrador ni tampoco si Monreal está orillando al partido a imponerlo bajo amenazas de deslealtad… lo que sí veo muy claro es que Andrés Manuel se juega todo en esta elección

Morena es un partido sibilino, no lo digo de forma peyorativa, tienen el derecho de ser como les dé su gana, están construidos alrededor de un líder, casi caudillo, que decreta dogmas irrefutables, que dicta todo y deja poco al debate.

En el México de la opacidad, el método de elección para su candidato en la Ciudad de México resulta en extremo cuestionable, desde el punto de vista de la transparencia que exigen muchos ciudadanos, máxime porque la Ciudad es el único —y en extremo poderoso por lo que representa en términos de votos y recursos— bastión seguro para Morena en 2018.

Así lo marcan prácticamente todas las encuestas, así se percibe en el ambiente de los privilegiados que se codean en Polanco pero también, mucho más, en los barrios de las clases medias y medias bajas de la capital, Morena gana con quién sea, porque al final Morena es Andrés Manuel y Andrés Manuel es bien recibido y bien querido en casi todos los puntos y estratos de la Ciudad de México.

Y es justo por lo que representa la CDMX que la elección del candidato se ha vuelto una guerra de puntapiés bajo la mesa entre Ricardo Monreal, que anunció su aspiración desde que buscaba ser delegado de Cuauhtémoc en 2015 y Claudia Sheinbaum, científica de carrera, ex secretaria de Medio Ambiente con López Obrador y hoy delegada en Tlalpan.

La idea de elegir a un candidato mediante una encuesta secreta es una barbaridad, se presta a especulaciones y a serias rupturas que ponen en juego lo que el partido prácticamente tenía ya ganado, abre posibilidades de pactos externos a Morena que cambien cotos de poder a cambio traición, muy dados en la recalcitrante izquierda mexicana, y le resta credibilidad a todo el proceso.

Durante los últimos días se han publicado encuestas en diversos medios de comunicación que, en resumen, muestran a un Ricardo Monreal casi en empate técnico con Sheinbaum, sin embargo el crecimiento de la delegada es de destacarse. Por ejemplo, en el caso del estudio de El Financiero, Sheinbaum avanzó 11 puntos con respecto a julio, mientras que Monreal únicamente logró crecer un punto.

Habría que añadir los negativos, que son superiores en Monreal, o los “no contestó”, que alcanzan 37%.

Insisto, cada partido es libre de decidir el método en su elección de candidatos, si lo hacen en un cuarto con velas y cánticos al oráculo en turno están en todo su derecho, por eso hay democracia y por eso hay libertad de asociaciones.

Muchísimas organizaciones políticas en el mundo han optado en varios momentos por la designación directa de sus candidatos, por el dedazo, inclinándose por perfiles que seguramente perderían una elección interna o una encuesta, pero que al final resultan excelentes gobernantes.

El problema es cuando se quiere vender una decisión de autoridad, válida, como una decisión democrática, el problema es cuando se quiere engañar y el discurso de apertura termina enmarañado en sin razón.

No sé si Sheinbaum sea la consentida de López Obrador ni tampoco si Monreal está orillando al partido a imponerlo bajo amenazas de deslealtad… pero lo que sí veo muy claro es que Andrés Manuel se juega todo en esta elección, si él influye, aunque sea poquito, ojalá escoja bien.

DE COLOFÓN.— ¿Serán las mismas coordenadas geográficas las que aparecen en el proyecto ejecutivo del Paso Exprés en las que se construyó el área que hoy tiene un socavón?

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