Rescatan baúles de más de un siglo de antigüedad
Pedro señala que aunque muchos baúles dañados por los sismos de 2017 fueron dañados, muchos otros fueron vendidos por sus propietarios
Pedro Hernández utiliza toda la paciencia del mundo para eliminar las manchas del tiempo y el polvo en cada uno de los dibujos, que cubren los bordes y el frente de baúles de más de 100 años, que llegan a su taller en Unión Hidalgo.
Después del terremoto del 7 de septiembre del 2017, Pedro comenzó a recibir en su taller baúles dañados por el sismo para su reparación, aunque reconoce que muchos se destruyeron y otros más fueron vendidos a muy bajos precios a acaparadores que llegaron a la población después de la emergencia.
Le toma un mes para repararlos; primero limpia las piezas de madera con un pincel y brocha con agua oxigenada para no dañarlas más. Cuando el baúl ya está limpio, comienza la etapa de lijado con tres tipos de lijas, hasta lograr quitar todos los rasgos del viejo barniz y que se note el color original. Este debe ser un trabajo hecho con cuidado, pues se trata de piezas elaboradas con cedro y caoba.
La siguiente etapa es cubrir perfectamente los dibujos; en este caso son las grecas de las cadenillas tradicionales de la vestimenta istmeña, felinos como el tigre; para luego barnizar y por último entintar los dibujos ya sea con óleo, pintura de aceite o acrílico. Con este procedimiento los baúles pueden aguantar otros cien años más.
“Después del sismo comenzaron a llegar muchos baúles, sobre todo de las familias que lograron rescatarlos de entre los escombros de las viviendas colapsadas. Creo que después del sismo nació una revalorización de los objetos tradicionales como los baúles, puertas antiguas, ventanas, bancas y demás.”, explica el artesano.
Luego del sismo, la actividad de Pedro creció, pues no sólo repara baúles sino también santos, vírgenes y Niños Dios, que quedaron en mal estado. Las piezas de arte religioso datan de hace más de 60 años y en su mayoría están hechas de madera o yeso.