Abróchense los cinturones
En las siguientes 24 horas muchas cosas habrán de pasar en el país. Particularmente, el Senado de la República se apresta a votar una reforma constitucional al Poder Judicial, y casi todo lo que rodea a este tema muestra la enorme irresponsabilidad de los tres poderes de la Unión.
Coincidiendo en la imperiosa necesidad de llevar a cabo una profunda reforma al Poder Judicial de la Federación y a los Poderes Judiciales en cada estado (así como de fiscalías y ministerios públicos), aquí las razones de la irresponsabilidad de cada poder de la Unión y lo que podría suceder:
—El Presidente de la República mandó una iniciativa de reforma judicial mal hecha, con contradicciones en varias partes y con otros artículos constitucionales. Pero, sobre todo, envió un modelo de reforma, con jueces electos popularmente, que imita el de Bolivia y que ha probado ser un craso error para ese (pequeño) país. Me parece que la reforma enviada por el Ejecutivo y las adecuaciones que ha venido teniendo, traen más un ánimo de controlar, de subyugar a todos los tribunales del país, y no mejora nuestro sistema de justicia. Eso no da certeza a nadie más que a quienes organicen el voto corporativo para obtener jueces.
—El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, desde antier está insistiendo en que sólo se necesitan 85 votos para sacar adelante la reforma judicial, cuando histórica y legalmente se han requerido 86, de estar presentes todos los 128 senadores. Y es que las dos terceras partes que se requieren para aprobar una reforma constitucional equivalen a 85.33 senadores. Eso nos lleva a 86, pues no existen “fracciones” de senadores.
Pero ayer Noroña estuvo peor, pues usó como ejemplo en redes sociales para defender la cifra de 85 senadores una reforma aprobada sobre Labores de Seguridad Pública de la Marina (2021). No dijo que los 85 votos que en esa ocasión se obtuvieron se refieren a una ley secundaria, la Ley Orgánica de la Armada de México, y no a una reforma constitucional. No recuerdo a un presidente del Senado engañando a la opinión pública tan burdamente o, peor aún, desconociendo su materia.
—Por último, la presidenta de la Corte, la ministra Norma Piña, ha sido rebasada por sus trabajadores y jueces. Luego de que todos se fueron a un paro de labores, no le quedó más que sumarse. Y en los tres meses que lleva la discusión de la reforma judicial, apenas el domingo presentó un esbozo de los temas que debería incluir. Lo hace cuando ya se acabaron los foros de consulta pública, la discusión en la Cámara de Diputados y también concluyó medio proceso legislativo en el Senado. No le importaron su gente ni el Poder Judicial federal. Las circunstancias hace mucho que la rebasaron.
Y con estos titulares de los poderes de la Unión vamos a enfrentar alguno de estos dos escenarios: a) se aprueba la reforma válidamente e inicia un proceso de degradación de instituciones y falta de certeza jurídica en todos los temas en el país y, si nos va bien, concluirá hasta dentro de tres años, cuando se haya integrado todo un nuevo Poder Judicial. Pero ese plazo parece optimista.
O b), este miércoles se aprobará inválidamente la reforma, con 85 votos del oficialismo, y entraremos a una crisis constitucional no vista en el México reciente, en la cual legisladores, gobernadores y partidos políticos —todos de oposición— presentarán acciones de inconstitucionalidad o controversias constitucionales por violaciones al procedimiento legislativo y habrá que ver qué y cuándo resuelve la Suprema Corte. Por verse también si, en su caso, su decisión es respetada por los otros dos poderes. Será una lucha frontal entre poderes, todos dejando a un lado el interés nacional.
Y todo esto mientras nos enteramos de que legisladores de Estados Unidos amenazan con sancionarnos por violar el T-MEC al dañar la certeza legal, también que empresas retienen inversiones hacia México por 35 mil millones de dólares (según el WSJ), y que los directores de la CIA y de MI5 revelan que México es el país con más espías rusos, quienes preparan acciones para desestabilizar el proceso electoral en EU vía el envío masivo de migrantes ilegales desde nuestro país.
No queda más que abrocharnos el cinturón de seguridad y esperar que el nuevo gobierno sea más prudente y profesional que los poderes que hoy nos gobiernan. Por lo pronto, no hay a quien irle.
X: @JTejado