Calaverita literaria a Salomón Jara, gobernador de Oaxaca
“Exijo ahora una audiencia al señor gobernador”, dijo la calaca cuando estaba en Oaxaca...
Con elegancia sobrada, vestida multicolor, llegó la Muerte apurada al terruño soñador. “Al fin estoy en Oaxaca”, — pensó, saboreando ya el mezcal, lo que la dama ignoraba es que todo andaba tan mal.
Funcionarios altaneros, muertos y desaparecidos, ciudad llena de basura y todos secos los ríos.
La Muerte, muy decidida, tocó la puerta y espetó: “Exijo ahora una audiencia al señor gobernador”. Las horas sin detenerse pasaron de 3 en 3, adentro don Salomón ya no sabía ni qué hacer.
Molesta la calavera, humo de chile quemó, obligando al zapoteco a dejar el gran salón.
“Salomón, qué bueno verte”,— la huesuda ironizó. Ya molesta e indignada, al góber esto exigió:
“Te encargo que ya no pienses que ni enterada estoy. Basta de propaganda al señor expresidente. Basta de andar paseando, nomás pelando los dientes. Basta de tolerar a machos y violentadores, que hasta pena da leer todas tus declaraciones. Ya ponte serio a gobernar o te llevo al camposanto, donde ya no podrás cantar tantos datos falsos”.