Mujeres albañiles en Oaxaca: “Más pesado, pero mejor pagado”
La historia de Elena Antonio, como la de miles de mujeres que buscan aún en trabajos difíciles, el sustento diario
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Los rayos del sol se han convertido en su fiel compañero desde hace tres meses. En Tuxtepec, Oaxaca, Elena Antonio acaba de entrar al ambiente de la construcción como ayudante albañil y asegura que “no se raja”, pues tiene que proveer para su familia.
La joven madre de 31 años de edad encontró en este oficio una mejor oportunidad para llevar más ingresos a casa, recurso que es principalmente para el sustento de su hija de cuatro años de edad, pues es madre soltera.
En el Día Internacional de la Mujer, con los rayos del sol sobre su espalda, Elena desarrolla sus actividades a la par que sus cinco compañeros varones que trabajan en la construcción de una sala de espera.
“Las mujeres nunca se rajan, a cualquier cosa le entran”, subraya un albañil mientras realiza sus labores entre polines, clavos, maderas, alambres y cemento.
Elena refiere que la falta de ofertas laborales la orillaron con desesperación a tomar este trabajo. Con preparatoria concluida, la joven mujer ha trabajado como cajera en una terminal de autobuses, pero sin ingresos suficientes que la motiven a continuar con ese puesto menos demandante de la fuerza física.
Hasta hace poco ella también formó parte de la lista de trabajadoras domésticas mal pagadas por múltiples labores que debía realizar en ocasiones en corto tiempo y en otras las jornadas se extendían por el mismo pago, sin seguridad social y garantía laboral.
Preocupada por la manutención de su hija y apoyo a sus padres, quienes también la ayudan con el cuidado de su hija, Elena toma el camino de la construcción, del que de encontrar mejores ofertas laborales saldría, de lo contrario se aferraría para ser un día maestra albañil.
La diferencia salarial entre el empleo como trabajadora en casa y albañil no es abismal, 120 y 200 pesos por día es el pago en cada uno de ellos, pero sin duda el nuevo ingreso hace más ligera la presión de cubrir sus necesidades.
Elena se complace del trato respetuoso que sus compañeros le brindan y de la oportunidad para aprender un nuevo oficio, antes catalogado sólo para hombres pero del que ahora las mujeres incursionan.