Un mexicano ha estado en el centro de la polémica en Chile. Desde que se anunció que Peso Pluma se presentaría en el Festival de Viña del Mar, muchas voces han pedido la cancelación de su espectáculo. La controversia creció a partir de una columna de opinión del sociólogo Alberto Mayol, en la que criticó al intérprete de corridos tumbados por elogiar en su música la cultura del narcotráfico.
El tema llegó a las autoridades a través de una carta que envió el concejal René Lues a la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, en la que exige la suspensión del show debido a que “no es adecuado utilizar recursos y espacios públicos para promover canciones ligadas al narco”.
El asunto siguió escalando hasta llegar a la Ministra del Interior, Carolina Tohá, quien dijo que el asunto iba más allá del Festival y debiera ser tema de inquietud en la sociedad de su país.
Al final, aunque se consideró la posibilidad de cancelarlo, el mexicano estará en el escenario con una participación estelar que cerrará el encuentro. Los organizadores argumentaron que el Festival “celebra la diversidad de todos los artistas” y que “la música es universal y describe diferentes realidades”.
Peso Pluma ya había sido antes censurado, pero por los grupos criminales. Luego de recibir amenazas de muerte por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, tuvo que cancelar en octubre un concierto que daría en Tijuana. El miedo a posibles agresiones afectó también su gira por Estados Unidos.
Precisamente a Tijuana están llegando jóvenes de varios estados del norte del país para grabar y difundir sus corridos. Han abrazado con ello toda una identidad. Lo interesante es que llegan también cada vez más norteamericanos atraídos por el éxito de este género. Ahora cruzan la frontera de allá para acá con la intención de subirse a esta ola musical que se escucha en todo el mundo. Muchos son hijos de migrantes mexicanos que crecieron en la Unión Americana siendo discriminados. No los aceptan allá, no tienen arraigo acá, y en los corridos han encontrado un lugar propio.
El éxito de Peso Pluma es inmenso. El año pasado fue uno de los cinco cantantes más escuchados a nivel mundial. Junto con él, los corridos tumbados y los corridos bélicos viven un auge sin precedente para la música mexicana.
La polémica que genera en muchas latitudes, en Chile llegó hasta un proyecto de ley para prohibir la participación de cantantes que promuevan el narcotráfico en eventos pagados con recursos públicos. El argumento es que forma parte de la estrategia del crimen organizado para ampliar su mercado.
Si en Chile la discusión alcanzó esos niveles, es porque han tenido un aumento considerable de la violencia en los años recientes. Si a esas vamos, el crecimiento en México de la fuerza del crimen parece estar fuera de control.
Censurar expresiones culturales no parece ser parte de la solución. En la práctica se ha visto que hacerlo solo aumenta su popularidad y promueve la clandestinidad. Lo preocupante es que no hay en el panorama nada que realmente pueda ser parte de una solución a la violencia creciente en México. Bailamos al son que los delincuentes nos tocan.