Opinión

El regreso de Julio

Salvador García Soto

No es real que Scherer perdió la confianza y se demostrará con una invitación para ocupar un cargo

Quienes piensan que, al salir de la Consejería Jurídica de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra salió también del ánimo del presidente y de lo que llaman la 4T, se equivocan. Si bien ya no tiene el cargo que lo posicionó como uno de los operadores y asesores políticos más cercanos e influyentes de este gobierno, el abogado al que López Obrador se refirió “como mi hermano” sigue teniendo acceso y comunicación directa con el inquilino de Palacio Nacional y, según comentan en el primer círculo presidencial, “Julio podría regresar en cualquier momento a un cargo importante en el gabinete”.
 
El comentario lo hacen fuentes directas de Palacio, a propósito de las versiones de quienes han esparcido que el exconsejero jurídico fue “expulsado o apestado” del círculo de amigos del presidente. Y es que las y los malquerientes de Scherer, tanto en el Congreso como en el mismo gabinete, difunden la idea de que éste no sólo perdió el cargo sino también la amistad y confianza de más de 20 años que tiene con López Obrador, algo que no es real y que se demostrará, dicen, con una futura invitación desde Palacio a ocupar una nueva posición en el gobierno.
 
Según esas fuentes, aún fuera del gabinete, Julio Scherer mantiene su relación cercana y afectiva con López Obrador quien le sigue hablando y consultando al abogado sobre algunos temas y no se ha interrumpido la comunicación entre ambos. “Lejos de interrumpirse, la relación se ha mejorado sin las tensiones del gobierno y el presidente mantiene a Julio entre sus amigos de mayor confianza”, comenta el colaborador de Palacio.
 
Aunque por ahora se dedica a sus asuntos y negocios personales, Julio Scherer Ibarra sigue no sólo en contacto con el presidente, sino también con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con quien mantiene una cercana relación, al grado de que lo han visto en los últimos días en reuniones con empresarios y periodistas cabildeando a favor de su amiga la gobernante capitalina, con motivo de su tercer informe de gobierno.
 
Recientemente en el Senado, aunque nunca lo mencionaron por su nombre, el pleito a muerte que siempre tuvieron él y la exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, volvió a aflorar cuando la hoy presidenta del Senado aprovechó su intervención ante el nuevo titular de la Segob, Adán Augusto López, quien acudió el lunes al recinto senatorial para dialogar con todas las fracciones parlamentarias, para mencionarle al tabasqueño que a ella “le daba mucho gusto que el presidente López Obrador por fin haya definido un solo conducto y lo haya designado a él para hablar y dialogar con el Poder Legislativo y para hacer la operación política, tal y como le correspondía a la Ley Orgánica y a las Facultades de la Secretaría de Gobernación”.
 
Es decir, que sin llamarlo por su nombre, Sánchez Cordero se refería al exconsejero Jurídico que siempre le hizo sombra a ella en la Segob porque López Obrador le encargó parte de la operación política y la relación y el diálogo con los otros poderes, especialmente con la Suprema Corte de Justicia, algo que doña Olga nunca pudo superar que el presidente le haya encargado esa interlocución a Julio Scherer, y de ahí el origen del enfrentamiento que prevaleció por tres años hasta que el presidente los movió a los dos de sus cargos.
 
Hoy cada uno de ellos ha tomado su camino, doña Olga en la Presidencia del Senado y Scherer Ibarra en sus asuntos personales y apoyando a Claudia Sheinbaum. Pero parece que al menos uno de ellos no ha superado las diferencias y aún fuera de los cargos sigue echando leña al fuego y atizando ese pleito. Veremos si la confrontación sigue, pero por ahora lo que está claro es que mientras Sánchez Cordero terminará su encargo en el Legislativo, Julio Scherer tiene, según dicen en Palacio, un boleto de regreso al gabinete o al menos a algún cargo importante dentro del gobierno.

NOTAS INDISCRETAS…

La comparecencia de ayer en el Senado, a donde acudió todo el gabinete de seguridad federal, reforzado por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y por el director de la Unidad de Inteligencia, Santiago Nieto, tiene dos interpretaciones. La primera que los senadores quisieron que los mexicanos tengan un mapa completo de la situación que guarda la seguridad en el país y por eso, un hecho sin precedentes, logró reunir a varios secretarios de Estado para abordar a fondo el tema. Y la segunda interpretación es que, siendo el fracaso en estrategia de seguridad el talón de Aquiles de este gobierno, no quisieron mandar sola a la secretaria Rosa Icela Rodríguez, y prefirieron acuerparla y protegerla con la presencia del mencionado Adán Augusto, el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, de Marina, José Rafael Ojeda, y como refuerzo el cancerbero de la UIF. Así, en equipo, y bajo el concepto de una glosa ampliada del informe ya no sólo sobre seguridad, sino sobre política interior, los del gobierno mandaron a su “dream team” al Senado para enfrentar uno de los temas de mayor rezago e incumplimiento de este gobierno como es la inseguridad y la violencia del narcotráfico. Eso sí, en la presencia de medio gabinete en una comparecencia, hay que reconocer la operación del líder senatorial, Ricardo Monreal, que al tiempo que vendía una comparecencia histórica, evitaba un acribillamiento de la oposición a la secretaria Rosa Icela, que ante la falta de resultados concretos se dedicó a repetir cifras, porcentajes de reducción ínfima y promesas de búsquedas de paz que no se ven por ningún lado en la República… A propósito de Santiago Nieto ayer anunció el inicio del primer litigio internacional de la UIF para tratar de recuperar parte de los bienes y el dinero del exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna, quien está preso y bajo proceso por narcotráfico en los Estados Unidos. La intención de Nieto es sin duda loable, y México merecería que el patrimonio ilegalmente habido de un exfuncionario mexicano le fuera entregado íntegro, pero la verdad es que la justicia estadunidense va a reclamar hasta el último peso y las propiedades de Genaro tanto en México como en Estados Unidos. Si no pudieron reclamar algo de la inmensa fortuna del Chapo, que claramente la hizo en México al amparo de su actividad ilegal, mucho menos rescatarán algo de lo que García Luna construyó en Estados Unidos con dinero de dudosa procedencia… A propósito del Chapo, un periodista de Culiacán nos comenta que recientemente en un concurrido restaurante de la zona de Tres Ríos vieron entrar a Ovidio Guzmán acompañado de un séquito de hombres armados. El hijo de Joaquín Guzmán, que tiene una orden de detención con fines de extradición de Estados Unidos y al que el presidente López Obrador ordenó liberar después de que había sido detenido hace casi dos años por una célula de élite del Ejército mexicano, se pasea como si nada por Culiacán con la confianza y la impunidad de que este gobierno no lo va a detener y de que pudieron más sus armas y sus amenazas que toda la fuerza del Estado y el Ejército mexicano. Si Ovidio ya dobló una vez al presidente, al Ejército y a todas las fuerzas de seguridad de este país, ¿por qué no puede presumirlo paseándose por los restaurantes de moda en Culiacán? No hay quien se lo impida y su padre es un señor que le inspira respeto al presidente mientras su abuelita es casi amiga del inquilino de Palacio… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.

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