El silencio de Sinaloa
Más de 16 ejecuciones han ocurrido en Sinaloa desde el 1 de agosto; algo se mueve de manera quirúrgica detrás de la tensa calma.
El inquietante silencio, la tensa calma de Sinaloa tras la captura o entrega de Ismael El Mayo Zambada, ocurrida el 25 de julio pasado, ha comenzado a romperse con una violenta sucesión de hechos de sangre que indican que muchas cosas se están moviendo en la sombra.
El 25 de julio, según la defensa de El Mayo, el fundador del Cártel de Sinaloa fue atraído por uno de los hijos de El Chapo, Joaquín Guzmán López, a una reunión en la que supuestamente iban a estar el gobernador Rubén Rocha Mocha y el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén, quienes se hallaban enfrascados en una feroz lucha de poder, que incluía el control de la UAS y su millonario presupuesto.
Según El Mayo, Cuén fue asesinado en esa reunión. El narcotraficante relata que el encuentro era en realidad una emboscada y que al llegar al lugar él fue sometido por hombres con vestimenta militar de color verde, quienes lo trasladaron a Estados Unidos en contra de su voluntad, para entregarlo a las autoridades de aquel país.
La tarde del domingo 28 de julio sucedió un hecho extraño que aún no ha sido explicado. Ese día se reportó que la tumba familiar de Dámaso López Núñez, quien fungió durante algún tiempo como brazo derecho del Chapo y luego testificó en contra de este en el juicio en que se le condenó a cadena perpetua, fue profanada por desconocidos que emplearon incluso un trascabo y robaron los restos tanto del padre de López como de uno de sus hermanos.
Ante la probabilidad de que se suscitara un sangriento reacomodo en el Cártel de Sinaloa, el gobierno federal desplegó en la entidad 400 militares de las Fuerzas Especiales —que se sumaron a los tres mil enviados anteriormente al estado. Los medios hablaron de “la tensa calma” que se vivía en Culiacán, así como del silencio y el miedo de los culiacanenses, perceptibles en las calles tras el escándalo de la captura.
En la carta que ocupó el vacío ocasionado por el pasmo y el desconocimiento del gobierno mexicano sobre los hechos del 25 de julio, El Mayo llamó “a la mesura y a mantener la paz” en Sinaloa: “Nada se resuelve con violencia”, escribió. “Ya hemos recorrido ese camino y todos perdemos”.
Todo indica, sin embargo, que las puertas del infierno finalmente se abrieron. El sábado 17 de agosto le reportaron a la síndica de El Espinal, en el municipio de Elota, que había tres cuerpos tirados en una brecha cercana a la carretera Internacional México 15.
Entre los tres cadáveres con el rostro cubierto con cinta industrial, en ropa interior, con huellas de tortura y tiro de gracia, se hallaba el de Martín García Corrales, operador de alto nivel de El Mayo Zambada, por el que la DEA ofrecía una recompensa de 4 millones de dólares.
A su lado fueron encontrados los cuerpos del hermano menor de Martín, José Ricardo García, y de un hombre oriundo de Elota: Francisco Javier Machado Ceballos.
Aunque el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos había ubicado a Martín García Corrales como socio de El Chapo Guzmán y de sus hijos, Los Chapitos, fuentes de inteligencia señalan que García era en realidad integrante del grupo de El Mayo: se puso al servicio de este narcotraficante tras la captura y extradición del Chapo.
El mismo día se reportó el hallazgo de dos cuerpos que presentaban impactos de bala y se hallaban semienterrados al norte de Culiacán.
Tres días antes de la ejecución de los hermanos García, en la misma carretera, solo que esta vez en la sindicatura de El Tamarindo, otro antiguo operador de alto nivel de El Mayo Zambada, conocido como El Vampi, fue acribillado al volver del funeral de uno de sus familiares, según información ofrecida por el semanario RíoDoce.
El sujeto iba en el asiento del copiloto de una Rubicón de lujo cuando lo cazaron. El vehículo salió de la carretera y se impactó contra unos árboles. Los dos tripulantes murieron. RíoDoce ha ubicado al Vampi entre los personajes que posan en una conocida fotografía en la que se ha identificado a dos de los hijos de El Mayo, así como a uno de sus sobrinos, asesinado en marzo pasado, él también, en la carretera Internacional México 15: Eliseo Imperial, alias El Cheyo Ántrax.
Más de 16 ejecuciones han ocurrido en Sinaloa a partir del 1º de agosto: entre el 14 y el 16 de este mes se registraron nueve asesinatos: algo se mueve de manera quirúrgica detrás de la tensa calma, del silencio lleno de presagios que ha caído sobre Culiacán luego de la misteriosa entrega o de la misteriosa captura de El Mayo.