Un fuerte operativo avanzó el pasado 16 de mayo hacia el poblado de San Juan Huitzontla, un área minera de difícil acceso, situada en el municipio de Chinicuila, en la Tierra Caliente de Michoacán. Desde meses atrás, una cuenta falsa había estado enviando información, que recabó la Marina, sobre la presencia en la zona de un alto mando del Cártel Jalisco Nueva Generación. Un sujeto conocido como El Yogurt.

Según los datos difundidos por la cuenta, El Yogurt, identificado como Abraham Jesús Amador Cano, jefe regional en Colima, Jalisco y Michoacán, tenía una importante base de operaciones en la zona, y la empleaba como refugio.

Huitzontla se halla dentro de una región estratégica para el paso de armas, dinero y precursores químicos que desembarcan en la costa michoacana y se internan hacia Jalisco. En reportes de inteligencia figura como “un área de interés” donde se mueve hacia Jalisco todo lo que entra por mar. Abundan, además, los campamentos y centros de adiestramiento del crimen organizado, así como laboratorios clandestinos.

Al monitorear la zona, inteligencia de la Marina detectó que los pobladores de San Juan Huitzontla habían dejado, bruscamente, de subir a redes sociales fotos y videos con detalles de su vida diaria. Un foco de alarma se encendió.

Las investigaciones determinaron que la cuenta desde la que surgía la información estaba ligada a César Morfín Morfín, El Primito, un jefe criminal con fuerte presencia en la zona fronteriza de Tamaulipas, que estuvo al frente de Los Metros del Cártel del Golfo y luego hizo alianzas con el Cártel Jalisco para controlar las rutas que van desde el Pacífico hasta los más importantes cruces fronterizos tamaulipecos.

Desde 2023, la Marina había cateado propiedades suyas en Colima y Jalisco.

Este hallazgo coincidió con información llegada desde Estados Unidos, que indicaba que El Primito estaba buscando un acercamiento con agencias de seguridad de aquel país. Se cree que vio venir el golpe que el gobierno de Donald Trump estaba a punto de propinarle, e intentó bajar la presión mediante la entrega de información sensible.

No lo consiguió: el pasado 1 de mayo, el Departamento del Tesoro sancionó dos empresas ligadas a Morfín Morfín y dos de sus hermanos: Álvaro y Remigio. Ambas compañías se habían registrado como transportistas de hidrocarburos, lo que les permitía mover combustible robado sin despertar sospechas.

En contubernio con policías, funcionarios e integrantes de la red que trafica desde las aduanas de Tamaulipas, las empresas transportaban huachicol desde ductos de Pemex ubicados en Jalisco, Colima, el Estado de México e Hidalgo.

Según el reporte de inteligencia consultado, trabajos de seguimiento y vigilancia aérea realizados por la Marina revelaron la presencia de personas armadas, “altamente violentas y capacitadas tanto en el manejo de armamento de alto calibre como de explosivos”.

No quedaron dudas. San Juan Huitzontla era el cuartel de una célula de las llamadas Fuerzas Especiales del Mencho, conocida como Operativa Yogurt.

De acuerdo con la información, Huitzontla era el frente de avance del Yogurt hacia las costas michoacanas y había logrado tomar la zona con apoyo de exmilitares colombianos expertos en explosivos.

Se decidió la fecha de entrada: el pasado 16 de mayo.

El gobierno federal informó al día siguiente que tras la incursión del convoy integrado por la Marina, la Guardia Civil y la Guardia Nacional se dieron dos enfrentamientos, en los que doce sicarios fueron abatidos y otros nueve detenidos (entre estos, tres ciudadanos colombianos). Las imágenes facilitadas muestran a los nueve detenidos con chalecos y uniformes tácticos, y presentan un arsenal conformado por granadas, explosivos, armas largas, cargadores.

El Yogurt pudo escapar, pero según los reportes, las intensas presiones del gobierno estadounidense, la reciente designación de los cárteles como organizaciones terroristas, comienza a incentivar las fracturas y las traiciones entre una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

El gobierno de Estados Unidos adelantó hace unos meses que “el infierno” iba a desatarse sobre los cárteles y que lo que venía eran delaciones y traiciones al interior de los grupos.

Según los reportes consultados, parece que en Huitzontla se ha escrito ya uno de esos capítulos.

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