El de Claudia Sheinbaum se llama “Plan Michoacán, por la Paz y la Justicia”. El de Peña Nieto se llamó “Plan Michoacán, juntos lo vamos a lograr”.
Ella lo está presentando en 2025, tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Él lo presentó en 2014 tras la expansión de los grupos de autodefensa.
Peña Nieto argumentó que “la violencia no se combate con más violencia”, que “lo importante es prevenir la violencia con acciones sociales que permitan lograr la cohesión comunitaria y la reconstrucción del tejido social en el estado”. Sheinbaum planteó que “que la seguridad no se sostiene con guerras, sino con justicia, con desarrollo y con respeto a la vida”.
El plan de Sheinbaum consta de 3 ejes: "Seguridad y Justicia", "Desarrollo económico con Justicia" y "Educación y cultura para la paz". En los ejes del de Peña Nieto estaban: "Educación y cultura para la prosperidad", "Desarrollo social y sustentabilidad”, “Salud y seguridad social" y "Economía familiar y empleos".
Peña Nieto determinó que la estrategia para rescatar Michoacán necesitaba ser integral, con la participación de todos, e involucró a su gabinete. Sheinbaum hizo lo mismo.
Él habló de “Talleres de planeación por Municipio”. Ella prometió “una oficina de la Presidencia de la República en distintos municipios de Michoacán”.
Él planteó “Recorridos Territoriales y Consenso con Gobiernos Locales de Sectores Urbanos de Intervención por Municipio”. Ella convocó “a que cada Secretaría se reúna con diferentes comunidades de Michoacán”.
Él prometió visitar al menos 12 veces Michoacán ese mismo año. En el plan de la presidenta están también las giras al estado.
El lunes en su primer mañanera tras el asesinato del alcalde de Uruapan a la presidenta le ganó el hígado: la vimos enfurecida despotricando contra todos los que no le aplauden. Repartiendo culpas como balas de metralleta: los medios, sus dueños, los periodistas, los comentaristas, la radio, la televisión, las redes sociales, los tuiteros, la oposición, Calderón, García Luna, Peña Nieto. Buitres, carroñeros, corruptos. Su mirada era furiosa. Sin asumir ninguna responsabilidad, sin plantear ninguna solución y sin mostrar ninguna empatía con la tragedia.
El martes tuvimos a la otra Claudia, de la que tantas veces hemos hablado en esta columna. Más serena, propositiva, obligada a gobernar en vez de polarizar. Claro, de un día para otro lo más que hizo fue presentar un Plan Michoacán parecidísimo al que presentó Peña Nieto hace once años. La estrategia de la presidenta no difiere en esencia de la que se planteó con Peña Nieto.
López Obrador aplacó todas sus crisis con saliva. Pero Sheinbaum no es López Obrador. En Palacio detectaron rápido que a ella la saliva no le alcanza. Que tiene que actuar. Qué paradoja: su estrategia se parece mucho más a los gobiernos que critica que al de López Obrador que tanto adula.