Opinión

#NiSilencioNiOlvido, #NoSeMataLaVerdad

Salvador García Soto

Miles de reporteros alzaremos la voz y gritaremos un “Ya basta”, junto con los nombres de periodistas asesinados

Tres periodistas asesinados en lo que va de este año, dos de ellos en Tijuana y uno más en Veracruz, sumados a la larga lista de nombres de comunicadores que han muerto atacados por la violencia irracional e impune que ciega su labor informativa, en este y en los gobiernos anteriores, será el motivo por el que hoy martes salgamos a las calles de 23 ciudades de la República miles de reporteros para alzar la voz y gritarle a las autoridades un “Ya basta”, junto con los nombres de periodistas asesinados en todo el país.
 
La Movilización de Periodistas, convocada ayer a través de las redes sociales por un grupo de compañeros que se organizaron para llamar y prender la mecha de la indignación de un gremio tan atacado como fragmentado, tendrá lugar por la tarde en distintos horarios en cada ciudad, pero con un mismo y único objetivo: que cesen los ataques y el acoso en contra de los profesionales del periodismo y la información en toda la República; y que los nombres de los periodistas caídos por las balas y ataques del crimen organizado, de poderes políticos locales o de grupos de interés que quieren acallar sus voces, no queden en el olvido y tampoco haya silencio ni impunidad para sus asesinos.
 
Las mismas exigencias y demandas se repetirán en las 23 ciudades y están resumidas en los hashtags que ya circulan desde ayer en las redes sociales: #NiSilencioNiOlvido #PeriodismoEnRiesgo #NoSeMataLaVerdad y #SinMasPeriodistasEnSusListas. La convocatoria llama a llevar velas y fotografías de los periodistas asesinados, a vestir de negro, en señal de luto, y a una lectura en voz alta de la larga lista de profesionales de la información que han sido asesinados en el país. En la Ciudad de México el llamado a comunicadores y a público en general que quiera participar es a las 8 pm afuera de la Secretaría de Gobernación en la calle de Abraham González y Atenas.
 
Y antes de que empiecen a politizar el tema, la marcha no es contra ningún gobierno o partido, es contra la impunidad, la apatía y la incapacidad de esta y las administraciones anteriores. Porque si bien la violencia y los ataques y asesinatos contra los periodistas son históricos en México, el registro de una violencia asesina que ha convertido al país en uno de los “más peligrosos para ejercer el periodismo”, según organismos internacionales como Reporteros Sin Fronteras, se remonta al sexenio de Vicente Fox, cuando murieron asesinados 25 periodistas; mientras con Felipe Calderón y su sangrienta guerra contra el Narco la cifra se duplicó a 52 informadores; con Enrique Peña Nieto aumentó a 59 comunicadores caídos en sus seis años.
 
En lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que prometió en campaña y ya como presidente electo, en octubre de 2018, “proteger a los periodistas”, han sido asesinados 28 periodistas en distintos estados del país. El brutal asesinato de Lourdes Maldonado, ocurrido el domingo por la noche en Tijuana, desató nuevamente la indignación y el reclamo no solo a nivel nacional sino internacional.
 
La periodista que fue atacada a balazos al llegar a su domicilio, estaba bajo el cuidado del Programa de Protección de Periodistas del Gobierno federal, luego de que ella le había pedido personalmente al actual presidente, en una conferencia mañanera en Palacio Nacional en 2019, ayuda en un litigio laboral que mantenía con la empresa PSN, propiedad del exgobernador morenista de Baja California, Jaime Bonilla, y había expresado que, a raíz de ese pleito legal que duró 9 años, temía por su vida. Apenas el 19 de enero, la justicia laboral le había dado la razón definitiva a Maldonado y había ordenado a la empresa de medios indemnizarla por despido injustificado; los abogados de Bonilla ya habían hablado de un “plan de pagos” para cumplir el fallo y el domingo por la noche a Lourdes la mataron a balazos a bordo de su auto cuando arribaba a su domicilio.
 
Ayer el exgobernador Bonilla se dijo dispuesto a acudir a declarar ante las autoridades estatales que abrieron una investigación por el asesinato doloso en contra de la periodista, con quien el empresario y político de Morena dijo que sólo tenía “un pleito laboral, nada más”. Pero el asesinato de Lourdes fue el segundo en Tijuana en menos de una semana en contra de periodistas; el lunes 17 de enero fue asesinado, también a balazos en la puerta de su hogar, el fotoperiodista Margarito Martínez; mientras que el pasado 10 de enero mataron con arma blanca al periodista José Luis Gamboa en el puerto de Veracruz. Su cuerpo apareció cuatro días después, el viernes 14, en un fraccionamiento.
 
Ayer mismo EL UNIVERSAL documentó, en una investigación de la Alianza de Medios Mx, la red política y criminal que estuvo detrás del asesinato de la periodista veracruzana María Elena Ferral, asesinada en Papantla Veracruz, el 30 de marzo de 2020, luego de haber denunciado y publicado en su columna “Polaca Totonaca”, que se publicaba en el sitio Quinto Poder, que ella misma dirigía, la impunidad y corrupción con que operaba en la región el Grupo Totonacapan, que encabeza el político Basilio Picazo.
 
Como estas hay decenas de historias más de impunidad y violencia contra periodistas en México. La Comisión Nacional de Derechos Humanos documenta 164 asesinatos de informadores y comunicadores desde el año 2000 hasta la fecha, la mayor parte de ellos asesinados por su trabajo periodístico y lo mismo por grupos políticos locales que por el crimen organizado. Por todos ellos y porque sus voces y denuncias e investigaciones periodísticas no sean olvidadas ni acalladas; porque haya justicia contra sus asesinos y el Estado mexicano no permita la impunidad y detenga esta ola de violencia contra el periodismo, es que hoy miles marcharemos y gritaremos los nombres de los compañeros caídos.

Muchas voces en el mundo han explicado por qué la muerte de un periodista que intenta ser acallado por la violencia es más que un atentado contra un gremio o una profesión y es también un ataque a la sociedad y a su derecho a recibir información profesional y confiable. Sin periodismo, no hay democracia, reza la consigna, pero hoy quiero cerrar esta columna con unas líneas que escribió la joven estudiante mexicana Natalia Sobrino Saeb, en un ensayo que ganó el primer lugar del Premio de la Paz el año pasado del Centro Nobel de la Paz, titulado “Peligros para la Prensa y la Sociedad”. Se pregunta Natalia: “¿Qué hacemos los jóvenes que nos sentimos abrumados por la falta de protección a los periodistas? Debemos tomar conciencia de las situaciones que enfrentan los periodistas y exigir que nuestros líderes rindan cuentas para defender la libertad de prensa”.
 
A eso es el llamado de la marcha de hoy y no es sólo para periodistas.

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