Opinión

Pemex: ahogado en deudas y más presión por Dos Bocas

Mario Maldonado

El tiro de gracia es el sobrecosto de Dos Bocas, que va inaugurarse el 2 de julio

Los directivos de Pemex no hallan la manera de salir del círculo vicioso que ha generado el enorme endeudamiento de la petrolera, los vencimientos de bonos y pago a proveedores, el no tener grado de inversión ni tampoco recursos para elevar la producción de crudo. El tiro de gracia es el sobrecosto de la refinería de Dos Bocas, que va a inaugurarse el 2 de julio próximo.

Si bien este proyecto está en la cartera de inversiones de Hacienda, se encuentra en la panza de Pemex, en su subsidiaria Pemex Transformación Industrial que encabeza la secretaria de Energía, Rocío Nahle. Desde el inicio ese fue el problema con el director de la petrolera, Octavio Romero: que la política zacatecana quería tomar decisiones más allá de las que tienen que ver con Dos Bocas. Van tres años y medio de pleitos y distanciamiento.

El paisano y exoficial mayor de López Obrador, Octavio Romero, nunca estuvo de acuerdo en que Nahle se encargara de dicho proyecto, entre otras cosas por lo que ha sido evidente: su costo –como lo revelamos en abril– pasará de los 8 mil millones de dólares a por lo menos 12 mil 500 o 14 mil millones, además de que no servirá para refinar petróleo hasta finales de 2024.

La pesada losa de la refinería se suma a la que significa también la deuda de Pemex, de más de 108 mil millones de dólares y sus vencimientos de corto plazo. Este año debe hacer pagos por 7 mil 500 millones de dólares; en 2023 otros 7 mil 400 millones y en 2024 unos 8 mil 800 millones. El dinero de la refinería hubiera alcanzado para pagar dos años la deuda de la empresa.

Por si fuera poco, Pemex también tiene pagos vencidos con contratistas y proveedores que suman más de 13 mil millones de dólares, aunque solo reconoce unos 4 mil 500 millones.

El lunes, Pemex publicó un comunicado que causó sorpresa y más incertidumbre. Ofreció a sus proveedores con adeudos superiores a 5 millones de dólares intercambiar sus facturas por bonos de deuda de la petrolera que vencen en 2029.

Lo que busca es patear la deuda con sus proveedores y contratistas hasta casi el final del siguiente sexenio, aunque quienes decidan tomar la oferta de la empresa pueden venderlos en el mercado secundario y generar liquidez. Sin embargo, no será tan fácil deshacerse de esos papeles puesto que Pemex no tiene grado de inversión y los precios podrían caer, sobre todo cuando los marcadores internacionales del crudo regresen a niveles similares a los previos a la guerra en Ucrania.

La falta de pago a proveedores y contratistas de Pemex se debe a varios factores: austeridad, falta de liquidez, presión y mala voluntad política para saldar las cuentas pendientes, a pesar de que ello ha significado la quiebra de varias empresas.

Pemex ha recibido más de 13 mil millones de dólares entre enero y mayo por el incremento de los precios del crudo, publicó ayer la agencia Bloomberg. Son 5 mil 400 millones más de lo presupuestado para este periodo. Y si bien el gobierno ha usado esos remanentes en los subsidios a la gasolina, también se pudieron haber usado para pagarle a sus proveedores.

La 4T recibió a Pemex desahuciado y lo va a dejar peor.
 
Posdata
Sobre la columna de ayer, el expresidente Felipe Calderón nos hizo llegar un comentario. Asegura que no lleva una vida de “magnate”, que viaja constantemente por trabajo, que no tiene propiedades en el extranjero y que fue a la carrera de Checo Pérez en Mónaco porque “tiene una comisión importante en la FIA” y ha sido aficionado de la Fórmula 1 “desde siempre”. “La formación de mi patrimonio es pública porque lo declaré como servidor público desde 1988. Sigo trabajando, nunca robé”, comentó.
 

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