Opinión

Pemex, un riesgo sistémico mundial

Mario Maldonado

Dos exsecretarios de Hacienda confirmaron que la deuda de Pemex implica un riesgo sistémico global

El alto endeudamiento de Pemex se ha convertido en un riesgo potencial para el sistema financiero mundial. En el gobierno del presidente López Obrador no lo han querido reconocer, porque piensan que la van a ‘salvar’, pero las decisiones erráticas de sus funcionarios cada vez hunden más a la petrolera mexicana y generan una mayor presión para la deuda soberana del país.

Pemex anunció ayer que canceló su contrato de servicios con la calificadora de valores Fitch Ratings, que en abril del año pasado le quitó el grado de inversión, dejando sus bonos en calidad de chatarra. Pese a ello y a que es la petrolera más endeudada del mundo, la Secretaría de Hacienda había logrado salir a los mercados a refinanciar sus pasivos de corto plazo, si bien a una tasa mayor que antes, aún con alto apetito de los inversionistas.

Los cerca de 110 mil millones de dólares de deuda que arrastra Pemex, de los cuales cerca de 90% están entre inversionistas internacionales y al menos 80% están en dólares, han generado una percepción de riesgo muy alta en el mercado, la cual es respaldada por exfuncionarios de las administraciones anteriores. Dos exsecretarios de Hacienda confirmaron a este espacio que la deuda de Pemex implica un riesgo sistémico global, toda vez que los tenedores de sus bonos son en buena medida los fondos más importantes del mundo.

Algunos de los principales fondos de pensiones invertidos en Pemex son el Federal Retirement Thrift y el New York State Common, de Estados Unidos, así como el Canada Pension, de Canadá. Entre los hedge funds que tienen con posiciones relevantes están los estadounidenses BlackRock, Bridgewater Associates y el británico Man Group. También los fondos Blackstone y Carlyle Group, dos de los más grandes gestores de activos del mundo, tienen bonos de la petrolera.

Los analistas que reportan los movimientos de Pemex a los inversionistas aseguran que la empresa tiene el estatus de too big to fail (demasiado grande para dejarla caer), debido al respaldo del gobierno mexicano. De ahí que no había sido considerada antes como un riesgo sistémico; sin embargo, decisiones como la de apostar por una refinería multimillonaria en lugar de destinar esos recursos a su principal negocio, que es la producción y exportación de crudo; el alto apalancamiento sobre sus proveedores y contratistas; la cada vez más grande dependencia a los apoyos fiscales y financieros del gobierno y su correlación con la calificación de deuda soberana; los malos resultados operativos que ha presentado en los últimos trimestres; la difícil tarea de recuperar el grado de inversión y el menosprecio hacia las agencias calificadoras internacionales hacen que este escenario sea posible.

En diciembre del año pasado, Fitch expuso que Pemex necesitaría más apoyo del gobierno que el previsto, a partir de una propuesta que hizo la fracción de Morena en el Senado. Hace unas semanas trascendió que Hacienda reduciría su carga fiscal en alrededor de 3.7 mil millones de dólares y adicionalmente la capitalizaría con mil 600 millones de dólares.

En lo que va de la administración actual, Pemex ha recibido apoyos gubernamentales cercanos a 500 mil millones de pesos, una cantidad similar a las pérdidas reportadas sólo en 2020 (480 mil mdp)

En el horizonte, dos propuestas presentadas por legisladores de Morena y consejeros independientes de la empresa se vislumbran: el uso de los remanentes del Banco de México para liquidar deuda, y la colocación de Petrobonos nacionales, un salto a 1970. Sobre esta segunda opción, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha dicho que no es viable. Sobre que Pemex representa un riesgo sistémico, también dijo a este espacio que no lo considera así. El problema es que los inversionistas lo ven cada vez con mayor preocupación, por eso exigen cupones más altos cuando colocan deuda de Pemex.

 

Hacienda y Pemex, datos dispares

La Secretaría de Hacienda presentó ayer el Informe de Finanzas Públicas y Deuda Pública de enero, en el cual se registró una disminución de 12% en los ingresos presupuestarios, que quedaron en 492 mil 450 millones de pesos, la mayor caída para un primer mes del año desde que se tiene registro.

Los ingresos petroleros sumaron 48 mil millones de pesos, una disminución de 16% en comparación del 2020. Hacienda reportó que en enero se exportaron en promedio 1.248 millones de barriles de petróleo por día; sin embargo, este dato contrasta considerablemente con el publicado por Pemex, que es de 979 mil barriles diarios. ¿A quién se le revolvieron las cuentas? Nos les vaya a pasar como con la Auditoría Superior de la Federación y la cancelación del Aeropuerto de Texcoco.

 

Se recupera Quintana Roo

Tras la disminución en contagios por Covid-19, Quintana Roo, la entidad que gobierna Carlos Joaquín González, comenzó la reactivación gradual de las actividades económicas, principalmente del turismo. Esto se empieza a reflejar en las llegadas de turistas nacionales e internacionales y en la reapertura de al menos una docena de conexiones aéreas.

El escenario para el Caribe es de recuperación, luego de que en Cancún se registrara una ocupación hotelera de 43% en enero, mientras que las proyecciones para Semana Santa anticipan hasta 60% de ocupación, tras la parálisis casi total de las actividades turísticas por la pandemia, que obligaron a la administración local y a los empresarios del sector a certificarse e implementar protocolos de sanidad para obtener el sello Safe Travels, que otorga el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.

Las llegadas al aeropuerto de Cancún también mejoraron y se registran alrededor de 360 operaciones diarias, además de que se abrieron conexiones con España, Portugal, Houston, Filadelfia, Denver, Phoenix, Miami, Cincinnati y la ruta CDMX-Chetumal aumentó a 11 frecuencias por semana.

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