Opinión

Hace unos días, Ricardo Bours Castelo, candidato de Movimiento Ciudadano a gobernador de Sonora, decidió hacerse a un lado de la contienda y dar su aval a Ernesto Gándara Camou, que representa a la coalición “Va por Sonora”. Esto sucedió después del asesinato, en Cajeme, de Abel Murrieta, exprocurador del estado y en un momento en el que México enfrenta una fuerte polarización política, de cara a las elecciones más grandes del país, donde están en juego, no sólo más de 23 mil puestos políticos sino, ante todo, un tema fundamental, que es la sobrevivencia de nuestra democracia.

La respuesta de Morena no se hizo esperar, criticando la resistencia del “PRIAN a perder los privilegios políticos y económicos”, y acusando que la candidatura de Bours fue sólo una simulación. El Presidente tampoco desaprovechó la oportunidad para hablar del caso, y además seguir con los ataques a la sociedad civil y a los empresarios. En lo que significa una irresponsabilidad mayúscula, no le importa la gravedad de utilizar las conferencias de prensa para impulsar campañas proselitistas a favor de su partido, ni el riesgo en que coloca a personas, instituciones y organizaciones.

Aunque el caso de Sonora fue sorpresivo, no debería ser un caso aislado. En esta contienda tenemos realmente a sólo dos fuerzas políticas disputando el poder: “Juntos Haremos Historia” (Morena, PT y PVEM), que además cuenta con el apoyo de Fuerza Social, Pes, y RSP; y “Va por México” (PRI, PAN y PRD). Movimiento Ciudadano, como se acreditó al deslindarse de la decisión de Bours, jala por su lado.

La decisión de Bours apunta en la dirección correcta, pues vivimos la emergencia de contener o acotar a una opción política, la que representa Morena, que ha resultado muy dañina para el país. Además, en el caso de Sonora, el candidato de Morena, Alfonso Durazo, nos dejó unos saldos desastrosos en materia de seguridad, sin enfrentar al crimen, y abandonando todas sus promesas de apoyar a las policías locales.

La oposición en México debería tener la madurez de reconocer cuando no tienen posibilidades reales de ganar y sumarse a un proyecto que sí puede encabezar un verdadero cambio. Por su parte, los candidatos tendrían la obligación de crear un gobierno incluyente que pueda sumar voces y capacidades. Lamentablemente esto no es la regla, se prefiere dividir el voto que pensar en el país o el estado.

Las encuestas apuntan a que Morena probablemente pierda la mayoría calificada. Por otra parte, los partidos de oposición han ido ganando terreno y, como era de esperarse, la guerra sucia en las campañas está en todo su apogeo. Morena y sus aliados están usando como ventaja los recursos públicos destinados a programas “sociales”, en un momento en el que el pueblo mexicano enfrenta una gran vulnerabilidad dadas las crisis sanitaria y económica, en las que, está suficientemente claro, el gobierno tiene una ineludible responsabilidad. Sin ninguna vergüenza, el gobierno usa las vacunas para jalar votos en favor de Morena. Hace apenas unos días, durante una mañanera, Claudia Sheinbaum apareció en un video agradeciendo al Presidente por las vacunas.

Por otra parte, grupos criminales se involucran en los procesos electorales locales de la única manera en que saben hacerlo, con amenazas, agresiones y asesinatos. Un ejemplo: el lunes pasado, la candidata de “Va por México”, en Valle de Bravo, Sudykey Rodríguez, fue secuestrada y amenazada de muerte, presuntamente por miembros de la Familia Michoacana, para que se baje de la contienda. Para colmo, existen testimonios sobre amenazas del director de aduanas, Horacio Duarte, para terminar de hundir la candidatura de Rodríguez. ¿En cuántos casos operan de manera coordinada grupos criminales y funcionarios?

Es momento de unirnos para rescatar al país del desastre al que nos llevan. Bien por Bours, y bien por todos aquéllos que dejen a un lado sus agendas en aras de salvar a México.

(Colaboró Susana Donaire)