De acuerdo con el partido, la expulsión de Ruiz Ortiz obedece a las acusaciones en su contra hechas por la Comisión de la Verdad de Oaxaca en 2016, por su participación en el conflicto político-social que vivió la entidad durante su sexenio, que incluyó actos de represión al magisterio, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales.
Así como por violaciones al artículo 148 del Código de Justicia Partidaria, que lo señalaba por actos violentos en los conflictos sociales y políticos contra la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) durante 2006 y 2007.
Ulises Ruiz mencionó que desde ha años ha señalado este comportamiento sumiso ante una cúpula, cuya mayor virtud no es necesariamente la defensa de los intereses nacionales, sino la corrupción, el desaseo y la ambición que le ha permitido enriquecerse y que ha llevado al PRI al tercer lugar en las preferencias electorales.
El exmandatario informó que continuará señalando los errores de quienes influyen el destino de México, en los partidos o en los gobiernos.
Afirmó que el tiempo demostrará si la decisión que toman, en su caso, los que ven el partido una agencia de colocaciones “parafraseando la definición que dio Moreira de los que hoy es el PRI”, obedece a una lógica legal o al “capricho cupular”.
Según Ulises Ruiz, él propuso la democratización del partido y el empoderamiento de la militancia en la toma de decisiones.
“Voy a seguir diciendo lo que pienso y siento. Podrán intentar callarme con intentonas como la grotesca expulsión que se gesta. ¿Esto le espera al que disienta de decisiones como las candidaturas plurinominales de este año, repartidas entre amigos y cómplices? ¿Pretenden fortalecer al PRI desde Palacio Nacional mediante acuerdos en lo oscurito?”, cuestionó.
Ulises Ruiz advirtió que si no se abren a la transformación del partido para que se convierta en una nueva organización política, con reglas democráticas y formas de hacer acordes a los reclamos ciudadanos, entre otras observaciones, algún otro partido fortalecerá sus filas con el priismo decepcionado y “ayudará a terminar la tumba que diseñó Peña y que empezaron a cavar sus dirigentes desde unos años desde el Comité Ejecutivo Nacional”.