En el Istmo no se persiguen ni castigan los feminicidios
Van 12 casos registrados en la región en lo que va del año; 2018 cerró con 40, según datos de activistas .
Las fotografías de Ángeles están dispersas por todas las paredes de la casa de Josefina: de niña, adulta y con sus dos hijas. La más grande es donde aparece con su traje regional y se ubica en un pequeño altar con una enorme cruz de madera que tiene grabado su nombre completo, Ángeles Vianey Sandoval Ruiz, y la fecha de su muerte, 17 de mayo de 2011.
Tenía 24 años cuando su madre Josefina la encontró tendida semidesnuda en un charco de sangre en la cama de su cuarto.
Después de nueve años, ¿cómo olvidar?, si la cargó con toda su fuerza e intentó revivirla. La cortada en el cuello le indicó que había muerto. La colocó en el colchón y salió al patio. Se llevó las manos a la cabeza y gritó. Después de eso perdió la razón.
Tampoco olvida al asesino, el médico Jorge Castillo Toledo y esposo de Ángeles, quien acabó con la vida de la joven con cuatro disparos y varios cortes de bisturí en el cuerpo.
A Josefina le informaron que el asesino fue detenido por la policía ese mismo día, pero obtuvo la libertad con sobornos, acusa.
“La muerte avisó varias veces”
“Cómo se me va olvidar escuchar al abogado decirnos que sólo se actuaría si había golpes, sangre. Mi hija le respondió que un día habría. Creo que ya sabía su final”, recuerda Josefina sentada en su hamaca.
Después de presionar por varios meses tras el crimen y con el asesino prófugo, la orden de aprehensión salió contra su yerno, pero nunca lo buscaron. Hasta el día de hoy Josefina no tiene dinero para seguir exigiendo a la justicia que busquen al asesino, lo deja todo a la justicia divina.
“Estoy enferma y lo poco que vendo de dulces es para sacar adelante a mis nietas. Al principio recibí el apoyo del DIF, pero con el nuevo gobierno ya no reciben las niñas ni la beca escolar, y aquí seguimos, a veces con miedo, a veces tratando de olvidar, pero eso no se olvida, es un dolor que me está acabando”, comenta mientras sostiene la foto de su hija.
Hoy, las hijas de Ángeles tienen 13 y 15 años, ellas tampoco superan la tragedia, al padre sólo lo llaman “el hombre malo”.
Algunas veces revisan el álbum fotográfico de su madre y le hablan, la recuerdan con mucho cariño, pero ellas viven resguardadas en casa, no salen de noche, no le abren a cualquiera, temen que un día el “hombre malo” aparezca. Josefina se quiebra cada vez que se entera que matan a una mujer en Juchitán, quedó tan fracturada que no asiste a ningún sepelio, las terapias que recibió le ayudaron por un tiempo, pero la herida sigue sangrando; ella siente que ni con justicia se sanará.
Municipio violento
El Refugio Regional de Mujeres Indígenas China Yodo de Juchitán, perteneciente a la Red Intercultural de Refugios, realizó un diagnóstico sobre el perfil de los agresores hombres en la región.
En adicciones, 95% de ellos, consumen alcohol al menos tres veces a la semana y 55% ingieren algún tipo de sustancia tóxica (cocaína 25%, marihuana 30%).
En lo que se refiere al tipo de ocupación 25% son albañiles, 30% taxistas, 15% policías, 20% profesionistas y un 10% restante se dedican a la pesca y elaboración de hamacas; del total, 65% pertenecen a grupos sindicalizados, militares y policíacos.
Claudia Valeria, integrante de la red, explica que Juchitán es considerado uno de los 10 municipios más violentos del país, donde mujeres y niños enfrentan violencia todos los días, que no sólo pone en riesgo su salud mental, sino que de forma física, sicológica, patrimonial y económica los pone en riesgo de muerte.
Celia Mendoza Reyes, coordinadora Regional de la Fundación de Restauración Nacional, expuso que los feminicidios cada vez van en aumento en el Istmo de Tehuatepec, aunque la Fiscalía General del Estado catalogue a la mayoría de éstos como muertes violentas.
Según los registros de la región, en lo que va de 2019 se han registrado 12 feminicidios; 2018 cerró con 40 casos, de los cuales 80% se dieron por arma de fuego, 10% por golpes, 2% quemadas y de 8% se desconoce.
En 2017 Juchitán fue el municipio de la entidad con más feminicidios, además de ocupar la posición 25 de 100 puestos en el país con el mayor número de casos.