En el Istmo no se persiguen ni castigan los feminicidios

Van 12 casos registrados en la región en lo que va del año; 2018 cerró con 40, según datos de activistas .

Foto: Roselia Chaca / EL UNIVERSAL
Seguridad 16/04/2019 18:21 Roselia Chaca Juchitán de Zaragoza, Oaxaca Actualizada 13:00

Las  fotografías de Ángeles están dispersas por todas las paredes de la casa de Josefina:  de niña, adulta y con sus dos hijas. La más grande es donde aparece con su traje regional y  se ubica en un pequeño altar con una enorme cruz de madera que tiene grabado su nombre completo, Ángeles Vianey  Sandoval Ruiz, y la fecha  de su muerte, 17 de mayo de 2011.

Tenía 24 años cuando su madre Josefina la encontró tendida semidesnuda en un charco de sangre en la cama de su cuarto.

Después de nueve años,  ¿cómo olvidar?, si la cargó con toda su fuerza e intentó revivirla. La cortada en el cuello le indicó que había  muerto.  La colocó  en el colchón y salió al patio. Se llevó las manos a la cabeza y gritó. Después de eso perdió la razón.

Tampoco  olvida al asesino,  el médico  Jorge Castillo Toledo y esposo de Ángeles, quien acabó con la vida de la joven  con cuatro disparos y  varios  cortes de bisturí en el cuerpo. 

A Josefina le informaron  que el asesino fue detenido por la policía ese mismo día, pero obtuvo la libertad con sobornos, acusa.

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“La muerte avisó varias veces”

“Cómo se me va olvidar escuchar al abogado decirnos  que  sólo se actuaría si había golpes, sangre. Mi hija  le respondió que un día habría. Creo que ya sabía su final”, recuerda Josefina sentada en su hamaca.

Después de presionar por varios meses  tras  el crimen y  con  el asesino prófugo, la  orden de aprehensión  salió contra su yerno, pero  nunca lo buscaron. Hasta el día de hoy Josefina no tiene dinero para seguir exigiendo a la justicia que busquen al asesino, lo deja todo a la justicia divina.

“Estoy enferma y lo poco que vendo de dulces es para sacar adelante a mis nietas. Al principio recibí el apoyo del DIF,  pero con el nuevo gobierno ya no reciben las niñas ni la beca escolar, y aquí seguimos, a veces con miedo, a veces tratando de olvidar, pero eso no se olvida, es un dolor que me está acabando”, comenta mientras sostiene la foto de su hija.

 Hoy, las hijas de Ángeles  tienen 13 y 15 años, ellas   tampoco superan la tragedia, al padre  sólo lo llaman “el hombre malo”.

 Algunas  veces revisan el álbum fotográfico de su madre y le hablan, la recuerdan con mucho cariño, pero ellas viven  resguardadas en casa, no salen de noche, no le abren a cualquiera, temen que un día el “hombre malo” aparezca.  Josefina se quiebra cada vez que se entera  que  matan a una mujer en Juchitán, quedó tan fracturada que no asiste a ningún sepelio, las terapias que recibió le ayudaron  por un tiempo, pero la herida sigue sangrando; ella siente que ni con justicia se sanará.

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Municipio violento

 El Refugio Regional de Mujeres Indígenas China Yodo de Juchitán,  perteneciente a la Red Intercultural de Refugios, realizó  un diagnóstico sobre el perfil de los  agresores hombres en la región.

En adicciones, 95% de ellos, consumen alcohol al menos tres veces a la semana y 55% ingieren algún tipo de sustancia tóxica (cocaína 25%, marihuana 30%).

En  lo que se refiere al tipo de ocupación  25% son albañiles, 30% taxistas, 15% policías, 20% profesionistas y un  10% restante se dedican a la pesca y elaboración de hamacas; del total,   65% pertenecen a grupos sindicalizados, militares y policíacos.

Claudia Valeria, integrante de la red, explica que Juchitán es considerado uno de los 10 municipios más violentos del país, donde mujeres y niños  enfrentan  violencia todos los días, que no sólo pone en riesgo su salud mental, sino que  de forma  física, sicológica, patrimonial y económica  los pone en riesgo de muerte.

Celia Mendoza Reyes, coordinadora Regional de la Fundación de Restauración Nacional, expuso que los feminicidios  cada vez van en aumento en el Istmo de Tehuatepec, aunque la Fiscalía General del Estado catalogue a la mayoría de éstos  como muertes violentas.

 Según los registros de la región, en lo que va de 2019 se han registrado 12 feminicidios;   2018 cerró  con 40 casos, de los cuales  80% se dieron por arma de fuego,  10% por golpes, 2% quemadas y  de 8% se desconoce.

En  2017 Juchitán fue el municipio de  la entidad con  más   feminicidios, además de ocupar la posición 25 de 100 puestos en el país con el mayor número de casos.

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