Bajo amenaza: Para las mujeres, gobernar podría costar hasta la vida
En Oaxaca se han detectado 40 casos de violencia política de género durante 2019
Aída Hernández Moreno vive entre luto, incertidumbre y miedo. Desde diciembre fue declarada por el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO) como edil de Santiago Xanica, municipio de la Sierra Sur. Pese a ello, no ha podido tomar posesión del palacio, pues está amenazada y se ve obligada a despachar lejos de su comunidad y sus hijos.
Según datos federales, en Xanica habitan 3 mil personas, en un grado muy alto de marginación. No hay acceso a la salud, a la educación es escaso y el rezago crece a la par de la violencia, pues se considera un foco rojo desde hace más de dos décadas.
Fue pensando en cambiar todo ello que Aída decidió postularse a la contienda por la presidencia municipal, la primera mujer en la historia de la comunidad: “Me dijeron que nunca había participado una mujer, que ninguna había gobernado, ni siquiera en las agencias”, relata.
Aída se puso como objetivo caminar por todo el municipio, a pesar de que los vecinos le advertían que podían matarla, pues quienes han gobernado pertenecen al Comité de Defensa de los Pueblos Indígenas (Codedi), organización que se niega a dejar el poder.
Sin apoyo y entre el temor de la población a represalias de Codedi si la ayudaban, la candidata arrancó su campaña. “En el primer acto me dijeron: señora, la van a matar”, recuerda y agrega que cada que un poblador se pronunciaba a favor de su campaña, era amenazado y golpeado.
La intimidación incrementó los últimos días de septiembre, pues el líder de Codedi la confrontaba con hombres armados y la culpaban de un presunto atentado contra uno de ellos.
Asesinato impune
El domingo 6 de octubre, día del registro de las candidaturas, Aída Hernández y su esposo Wilbert Méndez, un elemento de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), acudieron a la cabecera a completar el trámite.
“Cuando íbamos de regreso había un derrumbe en el camino y decidimos regresar a buscar maquinaria para retirar las piedras. Pero mi esposo, al ser muy responsable con su trabajo, prefirió adelantarse caminando. Ya no supe más de él”, recuerda.
Al día siguiente, integrantes de Codedi llegaron por ella, la amenazaron y le exigieron que se trasladara a la finca Alemania, ubicada en la misma población.
Abraham Ramírez, líder de la organización, le informó que tenía secuestrado a su esposo y que ella era la “moneda de cambio”, pues “ninguna vieja iba a gobernar”.
Asustada por su esposo, la candidata relata que se trasladó al lugar indicado y, al llegar, fue testigo de la tortura que sufrieron otros aspirantes a la presidencia, quienes fueron desnudados, golpeados y violados. Sus familiares padecieron el mismo suplicio.
Ella permaneció escondida y logró huir de ahí en una camioneta, sin saber que su esposo sería asesinado y trasladado por integrantes de Codedi al hospital de Huatulco, junto con los otros heridos que mantenían cautivos.
“Nunca pensé que era mi marido. Fui a la PGR y no me daban noticias. Tiempo después me confirmaron, a través de mi hermano, que era él y que estaba muerto”, recuerda.
Aída llora cuando habla de Wilbert. Dice que lo torturaron “de la peor manera”, pues aún vivo, le quitaron un ojo y los dientes. Su cuerpo fue destrozado a machetazos.
“Él me apoyaba, me dijo que si era mi sueño me iba apoyar y cuando yo lo vi ahí... no sabía si pedirle perdón... ni si estaba viva o muerta”.
Mi vida corre peligro mientras esas personas [del Codedi] continúen en Xanica...
A cinco meses, con denuncias interpuestas y los asesinos identificados, nadie ha sido detenido por el homicidio. Aída ganó las elecciones y el IEEPCO validó el resultado, que más tarde fue ratificado; pese a ello, no puede volver a Xanica, por lo que ha solicitado un encuentro con el gobernador Alejandr Murat. Incluso, la Segob tiene conocimiento de su caso.
Según la Secretaría de la Mujer Oaxaqueña, de enero a septiembre de 2019 sumaron 40 los casos documentados de violencia política de género, y en 28 se iniciaron juicios políticos ante el Tribunal Estatal Electoral.
“Mi vida corre peligro mientras esas personas continúen en Xanica... si yo voy para allá, voy a terminar muerta”, lamenta Aída, quien no ha dejado de pedir seguridad para la comunidad. Además, solicitó la intervención de la Guardia Nacional pero, tras un intento, la incursión fracasó.