Desvalorado trabajo de artesanos, denuncian
Prendas como los huipiles son adquiridas principalmente por turistas nacionales o extranjeros
Los seis meses que doña María Isabel pasa en el telar para crear un huipil de gala muchas veces parecen en vano. Bolsas de mano, bordados para prendas o servilletas, son los artículos que ahora le dan de comer.
Desde su puesto de la feria de artesanías que se instaló por temporada vacacional en el parque “Benito Juárez” de Tuxtepec, la mujer lidia con el regateo y las preguntas de interés por un huipil que no se concretan en una venta.
“Cuando les dices el precio ya no quieren comprar, quieren descuentos pero no se fijan en el tiempo y el trabajo que se lleva; así no hacen cuando compran un teléfono caro”, dice la artesana originaria de San Lucas Ojitlán, municipio ubicado en la región Cuenca, al norte de Oaxaca.
Doña Maruca, como la conocen en su comunidad, asegura que desde hace poco más de dos años sus ventas se limitan a los pequeños artículos de 50 a 200 pesos como máximo.
Sus huipiles no tienen un mercado seguro. “En las ferias sólo vendo lo chiquito. En mi casa es a veces cuando llegan a comprar huipiles, pero es pura gente de fuera, porque los locales no valoran el trabajo”, subraya la artesana con decepción.
Los huipiles de gala de Ojitlán tienen un precio de ocho mil pesos, los de media gala, cinco mil pesos y otros más sencillos hasta en tres mil pesos.
Doña María Isabel solo espera vender lo suficiente para recuperar lo invertido en su estancia y volver a su casa con la esperanza que si clientes de otros estados como Jalisco, Puebla, Michoacán y Ciudad de México llamen pronto para requerir de sus prendas.