EPR, la guerrilla con 26 años en resistencia por la que está prófugo un exprocurador oaxaqueño

Seis agentes estatales y un exdirector acaban de caer presos por desaparición forzada de dos de sus líderes; a pesar de la represalia del Estado, persiste su fuerza insurgente

EPR, la guerrilla con 26 años en resistencia por la que está prófugo un exprocurador oaxaqueño
Foto: Archivo histórico EL UNIVERSAL
Sociedad 03/09/2020 10:41 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 10:48

Oaxaca de Juárez. —Desde que oficializó su formación en 1994, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) mantiene su presencia en Oaxaca pese a la fuerte represión del Estado y la desaparición de dos de sus principales dirigentes a manos de agentes de seguridad del Gobierno y del Ejército Mexicano en 2007.

Para Samael Hernández Ruiz, especialista y ex investigador de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) y del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO), actualmente el EPR se encuentra en un periodo de “acumulación de fuerza como sus propios militantes han definido. Mientras tanto, se ha limitado a la publicación de su periódico El Insurgente y a la difusión de algunos comunicados.

Los rumores sobre la supuesta muerte o enfermedad de su líder, Tiburcio Cruz Sánchez, nunca se confirmaron.

El EPR volvió a figurar en la vida pública en Oaxaca, luego de que el 6 de agosto pasado fueron detenidos y se les dictó formal prisión a seis elementos en activo de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), adscrita a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), así como de un exdirector de esa corporación, por su probable responsabilidad en el delito de desaparición forzada de dos miembros del EPR en Oaxaca, el 25 de mayo del 2007.

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Foto: Archivo EL UNIVERSAL

Se trata de Alberto Cruz Sánchez (hermano de Tiburcio Cruz) y Edmundo Reyes Amaya, por cuya ausencia también hay una orden de aprehensión contra el exprocurador de Oaxaca, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, por estos hechos, a quien se le considera formalmente prófugo.

Tanto la detención de los seis agentes y del exdirector, como la orden de aprehensión girada contra el exprocurador se deben a que la Fiscalía General de la República (FGR) retomó la investigación del paradero de los guerrilleros desaparecidos en la ciudad de Oaxaca en 2007, lo anterior luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atrajera el caso en junio pasado.

Y luego de que en mayo de 2019, el Juzgado Cuarto de Distrito en la Ciudad de México emitió una sentencia que reconoce la “grave violación de derechos humanos por parte del Estado mexicano” en contra de los eperristas. 

Aún está pendiente que la SCJN confirme la creación de una Comisión Especial de Búsqueda, la comparecencia de mandos militares en funciones cuando desaparecieron y que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), abra sus cuarteles para buscarlos. 

Origen

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Foto: Archivo EL UNIVERSAL

El 3 de junio de 1994, el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres (PROCUP-PDLP) formalizó y oficializó el surgimiento del EPR. “Es necesario precisar que no se trata de empezar a formar un ejército, sino de dotar de las formalidades legales y de oficializar, a las unidades militares que actúan bajo la dirección de nuestro partido”, informó en ese entonces.

Su objetivo fundamental era que, bajo la dirección del partido y con el apoyo de todo el pueblo, “enfrentar y destruir el poder militar de la burguesía y derrotar todo intento intervencionista del imperialismo, para la consecución de los objetivos históricos del proletariado: la toma del poder político, la instauración de la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo, teniendo además la tarea de convertirse en salvaguarda principal de la sociedad socialista y de la defensa de la patria”.

El EPR surgió públicamente el 28 de junio de 1996 en el municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero, durante un acto realizado en el Vado de Aguas Blancas para conmemorar el primer aniversario luctuoso de la masacre de 17 campesinos de la Organización Campesina de la Sierra Sur (OCSS).

La irrupción pública en Oaxaca ocurrió la noche del 28 y madrugada del 29 de agosto de ese año, cuando integrantes del grupo guerrillero se enfrentaron contra elementos de Policía Preventiva y Municipal, Ejército y Armada, en diversos puntos del estado.

En la capital oaxaqueña dos sujetos dispararon contra el cuartel de la Zona Militar e intentaron asaltar un cajero automático de Banjército; una persona que pasaba por el lugar resultó con una herida en la pierna. Además, otro grupo tomó por 10 minutos las instalaciones de la radiodifusora XHOCA para difundir un documento, sin lograrlo.

En Tlaxiaco un grupo de encapuchados vestidos de azul atacó las instalaciones de la Policía Preventiva para tratar de apoderarse de su armamento, en el ataque murieron tres policías y un civil resultó herido; también atacaron la agencia del Ministerio Público.

El ataque más fuerte ocurrió en Santa María Huatulco cuando un comando del EPR atacó los edificios de la Marina, el Ministerio Público, la Policía Federal de Caminos y la exdelegación de Gobierno, ubicadas en el fraccionamiento la Crucesita. Aquí resultaron muertos tres marinos, dos policías preventivos, un vendedor de artesanías que dormía en los corredores de la agencia del Ministerio Público Federal, un civil no identificado y dos miembros del EPR.

Meses después, en 1997, el Ejército Mexicano y otros cuerpos de seguridad del Estado ingresaron violentamente a la región de los Loxicha en Oaxaca, arrestaron y torturaron a 37 indígenas a quienes señalaron de pertenecer al EPR; algunos de los cuales, todavía permanecen presos.

Resistencia 

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Foto: Archivo EL UNIVERSAL

De acuerdo con el Centro Nacional de Inteligencia (Cisen), la última acción armada del grupo guerrillero en Oaxaca se registró el 28 de julio de 1998 en San Andrés Huayapam, cuando atacó un Puesto de Control Mixto, agresión que fue reivindicada a través de un comunicado fechado el 27 de julio de ese año.

Desde entonces, “el EPR ha realizado esporádicas acciones de propaganda (pintas y mantas), aunque en los últimos años se ha limitado a emitir comunicados. Su trabajo discursivo se intensificó a raíz de la efervescencia política inherente a los comicios presidenciales y debido al conflicto magisterial en Oaxaca (2006)”, señala el Cisen.

Samael Hernández afirma que golpes de la represión posterior al 2007 – año en que desaparecieron Edmundo Reyes y Gabriel Cruz – lograron debilitar aún más el movimiento guerrillero “porque sí fue una represión terrible, bárbara”; sobre todo, dice, en las zonas donde se veía que tenían una presencia e incluso, estructura organizativa.

El especialista destaca que algo que distingue al EPR de otros movimientos o grupos guerrilleros en el país, es su resistencia por ser uno de los movimientos armado más viejos que persisten actualmente; la capacidad de mantenerse, dice, es asombrosa.

“Eso de la lucha popular prolongada ellos se la toman muy en serio. Ellos están esperando un momento y creo que toda esta situación de crisis económica y social (ocasionada por la pandemia del Covid-19), los hace abrigar esperanzas en su política de acumulación de fuerzas”.

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Foto: Archivo EL UNIVERSAL

Sin embargo, el experto advierte que hay otros movimientos armados que no son revolucionarios y que tienen un atractivo mucho más grande para los jóvenes: el narcotráfico.

“Ese movimiento armado, el narcotráfico, es un fuerte competidor de la Izquierda armada. En la Izquierda que le apuesta al movimiento armado lo más seguro es que lo detengan a uno o que lo maten sin ninguna recompensa y a veces sin ningún reconocimiento. En cambio, en el otro, el narcotráfico, por lo menos dinero van a tener e incluso poder en algunas zonas. Esto hace difícil que aún y con la crisis que ya estamos viviendo, esta política de acumulación de fuerza pudiera tener éxito”.

En su opinión, hay poco futuro para los movimientos armados en América Latina, en México y en Oaxaca. Una de las razones, según explica, es por el avance tecnológico contrainsurgente desarrollado por los gobiernos y una segunda, es porque las condiciones sociales y políticas le han quitado atractivo a la vía armada: “es mucho más viable la alternativa democrática, aunque tenga muchos más problemas a la hora de ejecutar sus programas”.

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