Desde hace 35 años, don Darío enciende las estrellas y constelaciones del Planetario Nundehui
Sus manos experimentadas y excelente memoria presentan hermosas constelaciones, galaxias, la superficie lunar y al astro rey: el Sol
Oaxaca de Juárez.— Las luces de la bóveda del Planetario Nundehui se van apagando. Notas musicales anuncian el inicio de un viaje a las estrellas. Niñas y niños están a la expectativa y al fondo está don Darío Jaime Moreno Méndez, el operador de la presentación.
Sus manos experimentadas y excelente memoria presentan hermosas constelaciones, galaxias, la superficie lunar y al astro rey: el Sol.
Desde hace 35 años, don Darío comenzó a manejar y dar mantenimiento correctivo y preventivo a los proyectores de este planetario, a cargo de la Secretaría de Administración.
“La primera vez que operé el sistema del Planetario estaba cubriendo al compañero que tenía a cargo esta función. Me sentí nervioso porque nunca había manejado una consola en la oscuridad, fue un reto, pero decidí aprovechar la oportunidad y todo salió bien”, relató emocionado.
Este lugar, construido en 1973, recibe a niñas, niños, jóvenes y adultos, quienes disfrutan un gran repertorio de proyecciones con información del planeta Tierra y el Sistema Solar.
En su interior se muestra una reproducción de la bóveda celeste con sus constelaciones correspondientes, fotografías de diferentes galaxias, la superficie lunar, esquemas antiguos de los calendarios zapotecos y mixtecos; así como cráteres del Sol y algunos fenómenos cósmicos.
Con el tiempo y la práctica, don Darío aprendió de memoria todos los botones y perillas del mecanismo. “He pasado la mayor parte de mi vida aquí, para mí es como estar en casa”, confesó, al tiempo que se revelaba como un verdadero apasionado de la Astronomía.
Esta pasión derivada del trabajo que encontró en el proyector del planetario lo llevó a profundizar en los estudios del funcionamiento del Universo, haciéndose de una amplia colección de libros y textos.
Su carácter demuestra una gran fortaleza, física y espiritual. Diariamente camina más de 12 kilómetros desde San Antonio Arrazola, Xoxocotlán, hasta el Planetario.
La enseñanza en el planetario ha llevado a que Don Darío extendiera sus conocimientos a un laboratorioa de electrónica que ha instalado en su casa con el fin, comenta, de complementar sus ingresos. Esta doble jornada le permitió sacar adelante a sus dos hijos, quienes ya son profesionistas.
Con una sonrisa perseverante, Don Darío está seguro que lo que más quiere es “que los niños y niñas nunca dejarán de venir [al planetario]. Estoy listo para seguir aprendiendo, que siga modernizándose y pueda ofrecer cada vez más cosas sorprendentes.